La afirmación anterior la hemos repetido todos los partidarios del proceso de cambio en Venezuela, no sólo a coro sino insistentemente. Tanto que pareciera que a veces creemos que sólo de eso se ocupan.
Pareciéramos olvidar, presunta conducta de la cual pudieran ser responsables las encuestas, las que de ahora en adelante reclaman una nueva actitud frente a ellas, porque podrían formar parte del juego, que la derecha ha participado en los eventos electorales con el ánimo de derrotarnos. Tanto que lo lograron cuando el referéndum por la reforma constitucional y en algunas gobernaciones y alcaldías.
Es elemental, que la oposición toda, en sus diferentes matices, con mayor o menor énfasis, ha estado trabajando, directa o indirectamente en diferentes frentes o formas de lucha. La opción de la invasión es una de ellas.
Piensa uno, quien dice estas cosas sobre todo con la intención de llamar la atención a estar alerta, que el momento más propicio o privilegiado para optar por la invasión, lo fue cuando George Bush, su guerra preventiva, las tensas relaciones con Colombia, la presidencia de Uribe y un cuadro suramericano sustancialmente distinto al de ahora. El Alba era apenas un ensayo; UNASUR, con su Consejo de Defensa, nacido este año, el CELAC y la participación activa de los países caribeños en nuestras relaciones, no eran sino parte de un sueño.
Por supuesto, Venezuela es una presa codiciada por los halcones por razones que todos conocemos y por eso, siempre estarán en raudo vuelo precisando el momento para atraparnos entre sus garras. Pero para ellos, la forma de hacerlo, no es sólo la invasión, más ahora que están conscientes que las cosas para eso no les son las más propicias. La historia de América Latina es por demás conocida y permite afirmar sin duda alguna que EEUU, nunca antes ha dudado en invadir de manera descarada cualquiera de nuestros países por cosas baladíes, como deshacerse de un gobierno porque sólo les hubiese mirado de reojo. Pero ese cambio del cual hablamos antes, también les ha llevado a ellos ajustar sus procedimientos, como los golpes de estado suave, en cámara lenta, con manitas blancas y tantas novedades que ahora vemos. Esos procederes incluye desatar violencia entre los nacionales para ver que de allí sale o justificar ante el mundo, hasta el específico nuestro latinoamericano, una invasión orquestada para imponer la paz que ellos quebrantaron e instalar en el gobierno gente equilibrada y amante de la democracia, lo que en lenguaje inteligible quiere decir que se postre ante sus demandas.
Ahora mismo, antes del 14-4 y después de ese día, como lo han venido haciendo insistente, constantemente, pusieron en juego, todas las formas de lucha en acción simultánea, lo electoral, lo conspirativo, la violencia con fines consabidos, el acaparamiento, escasez, saboteo y paremos de contar. Sólo que con inocultable habilidad, aunque en veces parecemos no entenderlo, suelen sobreponer una forma sobre otras.
Pareciera falsa la idea expresada en algún sector del chavismo, según la cual la oposición, asesorada y financiada por EEUU, haya optado por abandonar la forma electoral. No lo creo. Tanto es sensato pensar así que acaban de participar en un proceso electoral, en el cual, pese a todo lo que se nos antoje decir, incluso el sustico del cual habla mi amigo Vladimir Acosta, llegaron cerca; lo que sin duda le da más aliento.
No es descartable, que la derecha en este momento, haya concluido de manera definitiva que la revolución es derrotable electoralmente, sobre todo por la ausencia de Chávez y en consecuencia, su estrategia o táctica de ahora, se centre en eso; sobre todo, pensando en las próximas elecciones municipales.
Entonces cabe pensar que todo su berrinche, que pasa por cuestionar al CNE y al sistema electoral más confiable del mundo, lo que ellos bien saben, concurre a colocar al gobierno a la defensiva y acorralarle, distraer para rebajar su ímpetu, fuerza de combate y sobre todo su disposición a hacer.
Por eso, promover la idea que la derecha trabaja para que en lo inmediato los gringos nos invadan, lo que si bien no es asunto a descartar, puede distraernos de lo que es su verdadera intención, debilitarnos a partir de las cosas cotidianas como la alimentación, servicios y funcionamiento del aparato del Estado, que distraído pudiera éste último, dedicarse a combatir con molinos de viento.
Creo que la acción de la oposición y por supuesto al frente de ella, los gringos, en lo inmediato, va a continuar por la vía electoral; lo que comienza con las elecciones municipales y quizás un llamado a revocatorio, cuando la ley lo permite, que no es muy tarde. Aunque, las otras formas de lucha seguirán operando tal cual lo han venido haciendo, al servicio de aquella.
Cuando digo estas cosas, sólo me anima la idea de contribuir, para que la gente común, pongamos los pies sobre la tierra y entendamos que en las pequeñas cosas, las habituales, está en gran medida el secreto del éxito. Que el gobierno, si es como uno cree, opte por tomar la iniciativa y no dejarse acorralar por la bulla opositora y si se llegase a encontrar en las cuerdas, por el arranque impulsivo, orquestado y apoyado de la derecha, como los buenos boxeadores, salga de allí prontamente golpeando con certeza para imponer respeto.
Profundizar el proceso, afrontar con energía y creatividad la problemática, sin hacer como el avestruz, no dejarse acorralar incurriendo en la impunidad o desidia, abandonar desplantes verbales que en la diplomacia no suelen ser eficaces, son de las tantas cosas para llevar al adversario al centro del ring, dejarle al descubierto y allí derrotarle.
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