Hoy domingo en su programa habitual, José Vicente afirmó que “los errores de la derecha confirman que en Venezuela hay déficit de oposición”. No hace falta diga que el periodista no sólo es un excelente analista, sino también un conocedor de nuestra lengua que bien sabe manejar y combinar las palabras.
Si alguien dice de manera ligera, como suele suceder, “en este país no hay oposición”, estaríamos hablando de algo cerca del disparate que niega la vida y el movimiento mismo. Al universo, la vida, la condición humana, le son inherentes las manifestaciones de oposición. El Drae, simplemente dice oposición “es contrariedad o antagonismo entre dos cosas”. Es lo mismo que hablar de la lucha de contrarios, causa del movimiento y progreso. La lucha de clases, expresión de esa contrariedad en las relaciones de producción en las sociedades desiguales, es el motor que las hace moverse. Además es demasiado obvio que en Venezuela la oposición está vivita y coleando.
Pero José Vicente, ha diagnosticado la oposición venezolana como víctima de un déficit. Lo que quiere decir que no tenemos la oposición que merecemos o demanda el país en esta época de cambio.
Porque el Drae dice que déficit es “falta o escasez de algo que se juzga necesario”.
De donde, uno concluye que la oposición que tenemos, en su totalidad, no es aquella que hace falta para que Venezuela avance.
Hay un déficit o escasez de la oposición venezolana que pueda ayudar para que el país se enrumbe hacia dónde creemos debe hacerlo.
¿A quién corresponde construir, laborar para que esa escasez, como de azúcar y un poco de productos básicos, desaparezca y se logren los equilibrios?
¿Al gobierno o a la oposición?
Entiendo, es lo que se percibe por los sentidos, si hablamos de manera objetiva, sin poner por delante nuestros deseos, en Venezuela hay una fuerte oposición. Logró alcanzar en las últimas elecciones cerca del 49 % de los votos depositados. Pero eso no termina allí. Controla la mayoría de los medios, incluyendo los de más penetración, tanto en radio, televisión como prensa escrita. Tiene un enorme arraigo en la clase media, la cual dispone de una enorme capacidad para enviar mensajes inteligentes o no y acceso a una multitud que gira alrededor de ella. Pero todavía podemos decir, sin intentar agotar todo, dispone de inagotables recursos materiales y apoyo internacional, sobre todo entre medios y gobiernos en el área europea y EEUU.
De donde uno concluye que la oposición, aquel sector que está contra el gobierno a ultranza y trabaja para derrumbarle sin importarle para nada las formalidades constitucionales, es fuerte y, siéndolo, no podemos subestimarla ni banalizarla con una frase por muy inteligente que ella o quien la construye, sea. Es más. Esa oposición radical y hasta fascista, ha logrado neutralizar o arrinconar, a quien de ella discrepe y lo que podría ser ese excedente que, según José Vicente hace falta para alcanzar “lo necesario”.
Lo cosa ha llegado a tanto, que el propio periodista, en el mismo programa denunció que Vicente Díaz, rector opositor en el CNE, por haber convalidado los resultados, fue caceroleado y vilipendiado a través de tuiter por “partidarios” suyos.
Es más, esa oposición, ha logrado, por distintas razones, implementar acciones de lucha con fines ilegales, pero que al mismo tiempo inhabilitan al gobierno para tomar decisiones en su defensa. Por eso, los partidarios del gobierno se quedan cómo esperando algo.
El ex candidato opositor, quien no es nada inteligente, pero eso no importa mucho, porque detrás de él hay quienes sí lo son, a manera de ejemplo, ha dicho más o menos lo siguiente:
Este gobierno es débil, está a punto de derrumbarse. Pero debemos respetar la constitución. No estamos dispuestos a respaldar una opción distinta.
Dicha expresión, no es más que la pantomima de los manitas blancas que arrojan instrumentos contundentes contra las autoridades y cuando estas se disponen a responder, aquéllos asumen poses y exhiben las manos en símbolo de paz y mansedumbre.
¿Constitucionalmente cuál es la salida para “salir” de Maduro, antes de finalizar el período en 2019?
No hay otra sino el revocatorio que sólo puede ser implementado después de vencido la mitad del período.
De donde uno concluye que Capriles insiste en llamar a la rebelión y golpe de Estado, escudándose en lo constitucional inexistente. Dice eso y no le pasa nada. Se queda muy tranquilo. ¿Por qué? Porque la oposición es fuerte.
De manera que lo de déficit, tal como lo dice el diccionario y lo procura exaltar José Vicente es que la oposición que existe, bastante fuerte, no es la que conviene a Venezuela o se “juzga necesaria”, como define el Drae.
¿De dónde sacaremos una oposición o partes de ella que cubra el déficit o lo que juzgamos necesario?
En verdad parece muy difícil, por lo menos desde la perspectiva que uno tiene. Los reales provenientes de distintos rincones, internos y externos, debilidad de agrupaciones del viejo estilo democrático, temor a ser denunciados y hasta acosados, hacen difícil la tarea de llenar el vacío.
Por eso, ese llamado o expresión por un milagro que acabe con el “déficit opositor”, parece más bien un canto de sirena. Lo que creo pertinente es que, el gobierno, dé respuestas prontamente a problemas puntuales que sirvieron para que la oposición y la más impertinente creciese, profundizar y ampliar los cambios. Pero al mismo tiempo, pese todo, no le tiemble el pulso para usar los mecanismos legales, lo constitucional que ahora gusta mucho a la oposición, para hacerse respetar. Lo que no niega la necesidad de tender puentes con buena voluntad.
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