La oposición fascista -tal lo dijera el compatriota Britto García- es copiona y desvergonzada; ya, consecuencialmente, son palabras mayores.
La revolución diseñó una gorra con ocho estrellas y la contrarrevolución se birló ese diseño, aunque con siete estrellas en vez de con ocho.
La revolución nominó un comando de campaña Simón Bolivar y Capriles lo birló, pero además, es de ingrata recordación que el 11 de abril de 2002 él dio un sanguinario golpe de Estado para abolir la Constitución bolivariana y desprendió el cuadro del Libertador que brillaba en un salón de Miraflores y lo confino al piso de un baño; por si fuese poco, es de recordar que cuando los sucesos de Plaza Altamira Capriles derribó una representación ecuestre del Padre de la Patria.
Capriles parece no andar bien, su inconsistencia es notoria; parece pesarle y abrumarle el rol de Superman que, sin Lois Lane, tan esencial para el asunto de reportero del “Daily Planet”, le queda fo.
No sería extraño que Capriles también se copie, aunque con piquete, lo de primer/a combatiente; Aveledo, Ramos allup, María Machado, el vampiro, Ismael García, Armando Briquet, Teresa Alvanez, etc, pueden servirle, tiene un copioso banco de nombres a quienes él asignar dicho calificativo.
¿Acaso no se cogió también lo de que él es el verdadero presidente electo?
Bueno, para que copie completo, Capriles debe escoger una o un Primer/a combatiente.
¡Fascista es lo que es ese sujeto!
Lo que debería copiar, que es la dignidad patria, le resbala.
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