¿Clase Magistral?, o ridículo universal

OTRA VEZ NOTA AL MARGEN; El Centro de información activado para denuncias contra el sabotaje, con un 0800, es una idea chucuta porque limita las posibilidades, ya que sólo se pueden hacer llamadas desde teléfonos fijos, quedándose por fuera los celulares que serían una vía de mayor alcance para denuncias en tiempo real, incluso desde el sitio de los acontecimientos y que evitaría que muchos desistan de proceder por no tener a la mano un teléfono fijo.

Pienso entonces que una central máster con uno o varios números de tres cifras como el 171, ampliaría el margen para que se cumpla el objetivo, y más a sabiendas de que la guerra económica está prácticamente ganándole la pelea a la Revolución, entre otras razones por que no existen canales expeditos para la denuncia.

Ahora el tema:

La carcajada fue tan grande, larga y fuerte en buena parte del país, que aun pareciera se sigue oyendo, la razón el mejor chiste del año, el jefe del fascismo, el autor intelectual de asesinatos, incendios y destrucción hace apenas unos meses, según informan algunos medios dictó una “clase magistral” en la guarida de sus pares los gusanos de Miami.

Quienes son o hemos sido docentes, con credenciales para pararse frente a una cátedra y dictar una clase, magistral o no, somos los que con mayor hilaridad recibimos la noticia y nos preguntamos forzosamente con el vulgo: “¿Con qué c…… se sienta la cucaracha?.

Conociendo como conocemos al protagonista de la noticia no queda de otra que sentirlo por la audiencia que tuvo que soportar al personaje, seguramente leyendo lo que alguien le escribió pues bien sabemos de las carencias expresivas que el sujeto ha demostrado, cada vez que intenta decir algo con mucho esfuerzo y como dijo el embajador Chaderton con expresiones gestuales y una cara del típico fascista, que no puede disimular el odio que carcome su alma.

Qué pudo haber dicho el ponente que ya no haya intentado decir todos los días, incluso varias veces al día por los medios que le rinden pleitesía acá, seguramente aplaudido por gente de su misma calaña que conforman el grupo de prófugos de la justicia venezolana que cuando les fracasó el golpe de abril del 2002, huyeron como ratas a refugiarse donde se refugia la escoria de las sociedades que en América Latina, se han levantado rebeldes contra la dominación y explotación de una potencia, que se cree dueña del mundo y que se busca individuos como el que dictó una “clase magistral” especial para gusanos, con características de traidor a su patria o de la que montó un parapeto para absorber dólares que llamó SUMATE, y que vive viajando al exterior, repitiendo una sarta de mentiras que son siempre el tema de lo que ahora les dio por llamar, conferencias o clase magistral.

Ese sujeto que ojalá, no en Miami donde así la embarre, va a ser aplaudido por sus incondicionales, así se estén mordiendo la lengua de la rabia por las sandeces, impertinencias, pobreza de lenguaje del ponente, sino en muchas ciudades del mundo vaya a mostrar sus carencias para que así quienes acudan a oírlo comprueben por si mismos, la pobreza conceptual y las razones por las que un ser como ése, portador de muerte y ejemplo muy negativo para los pueblos, jamás podrá llegar a tener en sus manos el destino de la Patria de Bolívar y Chávez, que no es cualquier Patria sino nada menos y nada más, que quizá la única del globo terráqueo, que ha sido fuente de libertad e independencia para todo un continente.

Así que, digo yo y muchos otros también, el individuo que suma, todos los días, nuevos delitos para engordar su expediente, en lugar de estar haciendo el ridículo y que en clases magistrales que ni siquiera debe saber qué es eso, ni con qué se come, debería estar pagando sus delitos en una cárcel de máxima seguridad, que es lo que le espera si en este país se impone la justicia contra la impunidad, y esa especie de temor que por parte de los sus administradores nos ahoga el espíritu y le dan pie a la burla, sobre todo de delincuentes de cuello blanco y otras cosas blancas, que se creen intocables, pero a quienes el pueblo no perdona y espera paciente para verlos pagando sus desmanes, conforme a las leyes de la Patria.


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Saúl Molina Z.


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