Octubre es un mes generoso en materia de efémerides. Por supuesto, algunas son tristes, como la del 8 de octubre, fecha de la muerte del "Ché" en Bolivia; otras son felices, como la del 24 de octubre, aniversario del natalicio General Rafael Urdaneta, hombre fiel al Libertador y a Colombia hasta el último de sus alientos.
Y otras son verdaderamente nefastas, esas que deberían ser olvidadas sino fuese porque tenemos prohibido olvidar, y es menester sacar lecciones de estos acontecimientos.
Hoy, cuando el gobernador ausente del Estado Miranda, y candidato presidencial biperdedor, Henrique Capriles, que tuvo un papel importante en el golpe del 11 de abril de 2002, y que pretende nuevamente enlutar los hogares venezolanos como también lo hizo durante el 15,16 y 17 de abril de 2013, cuando llamó a sus seguidores a descargar "su arrechera", con el saldo de 11 personas fallecidas, dos de ellas niños. Pareciera que en estos momentos observamos que la derecha trata de propiciar un clima de desestabilización y violencia muy similar al de ese año 2002.
No podemos olvidar que por estas fechas, se da el aniversario del espectáculo fascista de un grupo de militares sin honor, de generales y vicealmirantes sin tropas, afortunadamente, hicieron aquella "toma" de la Plaza Francia en Caracas, la famosa Plaza Altamira. "Almiranticos de agua dulce" les hubiese llamado Jorge Olavarría, como si llamó a uno de los implicados en el tinglado del golpe de abril de ese mismo año 2002.
Esos militares, aupados en una cosa que dieron en llamar "sociedad civil (porque pueblo no quieren ser), pretendieron montar una especie de "territorio libre de chavismo en Caracas", en el este de Caracas, para ser más específicos, y para ello escogieron esta emblemática Plaza. Como lo hemos expresado, militares sin tropa, excepto por los dos soldados asesinados en oscuras circunstancias, ni siquiera intentaron armar una barricada.
Es que el Comandante Supremo y Presidente siempre invicto, en su infinita sapiencia de culto veguero, los condenó al ostracismo, al fastidio: "Ese show se acaba solito..."
Y, si fue un show. Cuál Sábado Sensacional, estos mal llamados oficiales militares ocupaban (hasta disputaban) tarima para dar largos y tediosos discursos, atendidos escasamente por los más fanáticos vecinos de los alrededores de la plaza, y por los medios privados de comunicación, y por los medios privados de comunicación.
De lo que no informaban los medios era el derroche del whisky en un lujoso hotel cercano a esta plaza, ni del tráfico de estupefacientes en ese "territorio liberado"; ni del asesinato de los dos soldados, descubierto por una adolescente de 14 años de edad, novia de uno de los asesinados, que sobrevivió y denunció el crimen; y quizás otros delitos aún ocultos por el silencio y la complicidad.
La "toma" de la Plaza Altamira no fue más que una primera "guarimba", un ensayo de lo que vendría en 2003 y 2004, y aún después. Da asco recordarlo, pero es necesario.
¡Si vienen como el 11, los fulminaremos como el 13!
¡Bolívar y Chávez Viven, y la Patria que nos legaron sigue!
¡Con Chávez y Maduro, el Pueblo está seguro!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!