El artista mexicano Juan Gabriel, de connotados éxitos cancioneros en Venezuela asiste voluntariamente a dedicarle un set de canciones al presidente Maduro con motivo de su cumpleaños. Habrá mucho opositor desalmado que le tilde de caastrocomunista a este señor que jamás ha asomado condición política alguna en el mundo. Hombre sencillo y humilde que pudo sobreponerse desde las clases más empobrecidas de México para lograr el éxito que ha exhibido con naturalidad. Comentan y no se sabe la certeza que no son tan solo 4 herederos los que tiene Juan Gabriel a su edad, sino que pasan de 17.
En sus años de laureles en Venezuela, una periodista le insinúo sobre su notable volumen abdominal y respondió inteligentemente que “estaba embarazado”. Eran formas inclusive, de proyectarse el artista sacándole provecho mediático a una especulación pública. Por eso juan Gabriel en muchísimas oportunidades era inadecuadamente definido como homosexual y el seudónimo de “Juanga” se corrió por Venezuela devenido de sectores más burlescos de la condición humana. Pero ahora que Juan Gabriel canta en Miraflores Las Mañanitas al presidente, arrecian los comentarios negativos contra un hombre que tan sólo quiso agasajarle en su cumpleaños. La gente de derecha y algunas pertinaces solemnidades de izquierda que pretenden tener a Marx en la cabeza y a Trotsky en las costillas, siempre han estado denigrando de las posiciones homosexuales de sus practicantes. Y aunque seguro no es el caso de Juan Gabriel, él dada su fama, con éstas actuaciones recientes en Venezuela no escapa de esas maledicencias que le han dado continuidad.
Las redes sociales son elocuentes de tal desfachatez. La derecha enfermiza recuerda con melancolía los cumpleaños de Lusinchi y Carlos Andrés, cuando sonoros cantantes enviados por los aduladores del capital que arrodillaba a Venezuela, entonaban aquel detestable tema mexicano que llamaron “Yo soy el Rey”. En dispareja comparación, la actuación de Juan Gabriel estuvo sencilla y con una sobriedad engalanada por la actitud discrecional del presidente. Es muy difícil pensar que Juan Gabriel hiciera este homenaje a Maduro, por alguna exigencia económica que a sus 63 años pudiera observarse. Mucho dinero debió apilonar este artista en los bancos del mundo.
Y en paradoja, a mucho bandido expoliador directo o indirecto de los dineros públicos, que hoy critica esta acometida del artista mexicano, le chorrearía la hipocresía por los cachetes, si en algún momento diera una tradicional serenata a alguna pretendiente de marras, canturreando aquella vieja canción que hace cuarenta años entonaba Juan Gabriel con el estribillo… No tengo dinero ni nada que dar…