Las distintas renuncias de los principales partidos de oposición a participar en las elecciones del 4D, cuyo punto culminante ha sido la declaración del gobernador zuliano Manuel Rosales en la tarde de este jueves 1º de diciembre, configura una nueva situación política en Venezuela, en la cual las fuerzas de oposición asumen posiciones más radicales, cuyas expresiones políticas aún están por verse.
Olvidando la conseja de que lo mejor es combinar sabiamente todas las formas de lucha, la oposición venezolana se ha cerrado ella misma las alternativas electorales, y se ha lanzado por un camino que conduce directamente a la confrontación violenta con el proceso revolucionario que lidera el presidente Chávez.
La conducta asumida por la oposición significa que dentro de ella han triunfado las posiciones más extremas, representadas en Súmate y en los promotores del 350 (Patricia Poleo y compañía). En los hechos, significa la hegemonía de las posiciones radicales de los halcones de la Casa Blanca, y comienza a crear las condiciones para un sabotaje generalizado contra la economía y las instituciones políticas bolivarianas, algo que pudiera asemejarse a lo ejecutado por el imperialismo contra la revolución sandinista en la década de los 80.
Aunque no deja de desconcertar la renuncia opositora a participar en elecciones, también nos llama la atención los pistoneos de representantes bolivarianos ante estas declaraciones. Por ejemplo, a Manuel Rosales lo alabaron el martes, cuando dijo que no se retiraba de las elecciones, y el jueves lo acusaron de golpista, cobarde, traidor, etc. Ciertamente Rosales es todo eso que ayer se dijo de él, lo que no comprendemos es que el gobierno bolivariano se haga esperanzas de que los representantes de la burguesía pase a comportarse "como niños buenos", despuès de haber sido "mala conducta".
Como si el imperialismo y sus representantes actuaran bajo parámetros eticos, o se pudiera concebir en ellos criterios reflexivos y críticos hacia sus actuaciones políticas, el gobierno ha tendido "puentes" hacia las principales fuerzas golpistas involucradas en el carmonazo y en el paro petrolero. Es inaudito que se haya pensado en perdonar a quienes hubieran sido los verdugos de miles de dirigentes populares y revolucionarios de haberse consolidado Carmona en el poder.
De todos modos, la confrontación radical, al estilo del 2002-2004, se vuelve a presentar, y la conciliación con el enemigo ya no tiene cabida en las políticas gubernamentales.
La oposición pudiera tener cartas golpistas guardadas bajo la manga. Pero si analizamos lo sucedido en el paro petrolero, en la Plaza Altamira, en la guarimba y el referèndum, podemos concluir que las reservas golpistas en las fuerzas armadas son casi inexistentes, que la depuración de golpistas y fascistas se hizo a fondo, ayudada por la propia estrategia torpe de la oposición, y que hoy no queda ningún oficial dispuesto a inmolarse en representación de la falsa democracia que pregona el imperialismo norteamericano. A menos que se produzca una ruptura en la oficialidadque hasta ahora ha jurado lealtad a Chávez y a la revolución.
Las organizaciones populares y revolucionarias deben mantenerse alerta ante esta nueva ofensiva golpista del imperialismo. El domingo se concretará una victoria electoral del chavismo oficial, el cual tendrá representaciones minoritarias de las fuerzas políticas revolucionarias que son críticas a la burocracia, como Tupamaros y otros. Se tendrá que enfrentar un contexto internacional en el cual se intentará deslegitimar a las instituciones democráticas y al propio proceso bolivariano, primer paso para proponer eventuales sanciones políticas y económicas. En un contexto interno en el cual el gobierno tendrá que aumentar su eficacia en más de un cien por ciento en cuanto a los programas sociales, pues la presión de las comunidades organizadas será cada vez mayor, sobre todo por la ineficacia observada en muchas de las misiones, como ha ocurrido por ejemplo con los planes de construcción de viviendas.
La lucha contra los sectores de derecha dentro del propio chavismo sigue planteada, sobre todo ahora que ya no existirá una oposición tangible, pues la Asamblea Nacional será totalmente controlada por los bolivarianos. El propio imperialismo tendrá que buscar urgentemente representantes dentro de la derecha chavista, pues ya no tendrá voceros en la Asamblea Nacional.
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