Se veía venir la inexorable ruptura entre quienes hacen vida en el parapeto llamado Mesa de la Unidad Democrática. Eran demasiadas ambiciones que no cabían en el frasquito de la MUD. Desde hace tiempo se veía que entre ellos la unidad era una excusa barata para arremeter en cambote contra la revolución, pero que tarde o temprano romperían palitos por aquello de que pudo más el interés que el amor que te tenía. Diosdado Cabello, militar, político y legislador, sin querer queriendo, esta vez nos sorprende con un magnifico análisis acerca del origen, tendencia y desenlace de un proceso de desintegración y al cual están condenados los representantes de la vieja cultura política. Escavando en la arena política, y auxiliado por la etnología, el Presidente del parlamento ha descubierto unos extraños especímenes que por su característica corresponden al fatídico estadio puntofijista. Y que conste que no solo a Diosdado se le ocurrió jurungar fosas comunes, pues ya en la Antigua Grecia fueron repetidas la veces que el Emperador sorprendió al filosofo Diógenes profanando tumbas. Cosas que cuenta la historia, y que muy poco entienden estos neófitos que andan creyendo que los mangos están bajitos, y que un simple empujoncito sacaría a Nicolás Maduro de Miraflores, desconociendo así la voluntad del pueblo expresada mayoritariamente el 14 de abril del 2013.
A propósito de las horas menguadas de la MUD, también Diosdado con claridad meridiana ha leído que en lo inmediato ya se redactó el epitafio de la oposición fascista. Y pensándolo bien, cualquiera que no tenga un criterio sesgado se preguntaría: ¿Qué pasaría en Venezuela si por desgracia cayera en las garras de una cuerda de bates quebrados, mediocres y corruptos? ¿Acaso no nos bastó con vernos en el espejo del bipartidismo, cuando saquearon el erario público, promovieron desapariciones forzosas y asesinaban a compatriotas que rechazaban el gorilo-betancurismo de la época?
Esos seis toletes de la oposición en franca descomposición y que parecieran más bien un monstruo de seis cabezas, fue el mismo hibrido que planeo y ejecutó el efímero golpe de Estado en abril del 2002; que sin misericordia alguna paralizó el comercio y la industria petrolera; que con guarimbas pretendió incendiar al país y que, no conforme con sus fechorías, también contrato paramilitares colombianos para asesinar al Presidente Chávez. En síntesis, son los mismos que sienten desprecio por la patria y siguen apostando al caos con fines inconfesables. Entonces, ¿Por qué demorarnos tanto, en vez de presentar los terroristas al Ministerio Publico, para que sean los tribunales que impartan justicia y pongan orden en casa?
Menos mal que la historia sabe sancionar a quienes como el fascismo hacen de sus errores un hábito maniaco, perdiendo así hasta la posibilidad de seguir ensayando más fracasos. Por los momentos nos reservamos la opinión del Colegio de Antropólogo, pues de buena fuente supimos que sus agremiados no están interesados estudiar a ese monstruo de seis cabezas conocido como la MUD, criterio que este modesto escribidor comparte en todas sus parte.
¿En qué terminara esta oposición seriamente debilitada y con tantas derrotas a cuesta, y de ñapa también fragmentada en seis toletes? Entre tanto, aconsejamos estar alerta, porque cuando la fiera está herida, nunca se sabe cuál será su próxima pancada de ahogado.
