María Machado podría ser abuela de Kbecemango pero se la echa de carajita

Estamos  obligados a vivir  con el mismo cerebro con el cual nacemos, la cosa es desarrollarlo; algunas/os se dedican solamente a desarrollar el resto del cuerpo pero se olvidan del techo, el cerebro de pensar, y he ahí entonces que surgen personas enfermas de irrealidades, tal la susodicha, objeto de esta reflexión.

Sí la cordura se recuperara con decretos o con un programa de desarrollo moral, esa diva de odios que es María Machado ya estaría si no curada  al menos hospitalizada en proceso de sanidad mental.

Mas, no es así, la cordura no se compra ni se vende, la cordura es fruto de un complejo proceso de formación de la personalidad y de asimilación de valores que trascienden el egoísmo y la maldad de  una casta que cree ser superior a los demás, pero que no lo es, para recrearse en la solidaridad y el amor para con el prójimo, sea que éste venga o vaya de allá o de acullá.

Dicho de otra manera la citada mujer escuálida guarimbera y frasquitera parece estar loca sin saber que lo está, obvio, porque se la echa de carajita siendo que ella hasta podría tener mi edad y para mejor ejemplo hasta ser abuela de Kbecemango, que yo también me inscribo y sería un honor  ser abuelo de ese muchacho tan inteligente y ZK.

Por si yo no me he sabido explicar  suficientemente, apelo a la mayéutica, ¿cómo se le puede decir a una mujer como María Machado que para fomentar una guarimba ordena a sus hordas talar árboles en una avenida pública?

¿Debemos o no coexistir con la Naturaleza, qué significa agredirla, es eso sensato?

¡Cada loca/o tiene su tema, eso de echárselas de carajita, sin serlo, es una barbarité!

Todo el mundo tiene talento para algo pero lamentablemente la magnitud del potencial humano que se desperdicia en sólo una de esas guarimbas en que la citada mujer recrea su tiempo, es inconmensurable.

Esbozo esta reflexión a manera de esperanza de que esa mujer insensata e incendiaria sea tocada al menos por un familiar cercano que la quiera y la conduzca a un centro clínico por si ocurriese un milagro de sanación y así ella pudiese reintegrarse a la sociedad y brindar, al menos con su ejemplo de curación, un ejemplo de paz.

La paz es necesaria, independientemente de quien la proclame, ya que sin paz no son posibles los desarrollos democráticos.

oceanoatlanticoguillermo@gmail.com



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Guillermo Guzmán


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