Si yo fuera el Papa Francisco, decretaría una Habilitante y raspara a la CEV

Se supone que Su Santidad El Papa Francisco I sea el más interesado en darle un parao a la corrupción del sacerdocio, y de ser así, ciertamente él tendría que procurarse con la Curia, una Ley Habilitante para que en su nombre y bajo su autoridad pontificia se le ponga un torniquete a tanta vagabundería en la escuálida conferencia episcopal venezolana.

Da asco oír la monserga cotidiana de monseñor Diego Padrón, y la del cardenal Jorge Urosa Savino no se le queda atrás, tanto como el resto de curas que ahí medran, así que Su Santidad el Papa Francisco debe parar la oreja y asumir la responsabilidad que le corresponda.

La Secretaría de Estado Vaticana apela a su propio peculio pero abona su acción política mundial -vaticanismo- con fondos secretos que obtiene del martillo que sus sectas ejercen por todo el mundo chantajeando gobiernos e instituciones que tengan un cable pelado; fue así como chantajearon a Carlos Andrés Pérez para que le construyera su mansión sede en Caracas y por el estilo, de eso viven, del chantaje y la camorra.

Pero se les acabó el pan de piquito con la llegada de la revolución y eso los tiene rabiosos porque la revolución no es chantajeable, esa es una buena razón para que los muérganos de esa tal conferencia dizque celestial y que en consecuencia no trabaja sino que viven como zánganos dentro de sus colmenas, confronte vulgarmente al pueblo mediante el gobierno nacional que preside Maduro.

La abierta identificación de ese clero con la oligarquía terrorista mella la fe del pueblo católico y eso debe saberlo el Papa Francisco, sin cortapisas, sin guabineo.

Ojalá Su Santidad y para bien de su iglesia a la que uno quisiera respetar, le meta ojo al funesto vaticanismo que medra acá en Venezuela.

 

 



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Guillermo Guzmán


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