Venezuela no está completamente a salvo de futuros incendios mientras la fundida MUD, antes Coordinadora Democrática, y muy pronto con otras siglas, siga en locuras tratando de justificar absurdos.
A lo sumo el imperialismo va a cambiarle el nombre a lo que fue la MUD y de sus cenizas amasará barro para armar otro parapeto de bajezas y de repugnancias; así que otros peligros sobrevendrán en contra de nosotros, el pueblo trabajador venezolano, pero tampoco somos mochos para velar por la paz y la felicidad de la patria venezolana.
Nadie de nosotros crea que la gentucita (sic) de la MUD sienta cabeza, no que no que vaca gorda ni flaca, ellos fueron demasiado lejos en su locura terrorista y ya eso es irreversible por incurable, lo que ocurre es que ellos se vieron sus arrugas en el espejo y ahora quieren meterle cobas al pueblo dándose golpes de pecho, tratan de meter gato por liebre pero ya es tarde para engatusar a la gente.
La escualidad terrorista cambiará de siglas pero no de conducta y si acaso alguien atisba un vestigio de cura en tales predios, que por favor no haga como Rodrigo de Triana, sería una ilusión, en tal caso sería nomás uno de esos de la Conferencia Episcopal Escuálida Venezolana -CEEV-.
La MUD es incurable aunque tenga a todos los curas de la CEEV que no lavan ni prestan la batea.
Signo de locura es tener cura sin cura, dicho de otra forma, curas locos de perinola y que cohabitan en la MUD en la que tal para cual son masacote de insensatez y el que por casualidad no es loco carga al menos un mojón en el sobaco.
Y, como diría Erasmo de Rotterdam en su “Elogio de la locura”, que a ese tipo de cura tú le levantas la sotana y verás todas sus miserias.