"No podemos evitar las pasiones pero sí vencerlas."
Séneca
Definitivamente el Comandante Chávez, despertó pasiones, como un huracán, desde el mismo momento de aparecer en las pantallas de televisión, con la firme y valiente frase: “Por ahora hemos fracasado”. Nadie se imaginó el torbellino, que iba provocar su pensamiento, con tantas emociones desatadas, desde el mismo momento de tomar las riendas del país. Algunos opositores llegan a la irracional actuación de arrojar toda su ira, contra los defensores de su pensamiento profundamente Bolivariano; siguen con la frustración, porque no han podido acabar con el gobierno, a pesar de varios intentos, casi todos apartados de la vía electoral. Se dan casos preocupantes, como el de un lector, quien me hizo llegar un correo, con unas palabras impregnadas de odio, como una bocarada de fuego, lanzadas por un dragón; me imagino sus arrebatos de cólera, después de haber leído el artículo sobre el recordado NIÑO HUGUITO; copio textualmente su encendido mensaje: “Entonces suicídate para que te encuentres con tu amo en el infierno CHAVISTA ASQUEROSO MALDITO”
Así, como lo leyeron me llego el “regalito”, con las tres últimas palabras en mayúsculas, para no dejar duda de su ofuscación; esto me recuerda, todo el vocabulario soez utilizado para ofender y descalificar al fallecido presidente Chávez y a todos sus seguidores. Por mi parte nunca he guardado resentimiento en mi corazón; respondo, como decía el libertador, con mis ideas, no hay otra vía para entenderse los humanos. Lamento profundamente las expresiones de este lector; no me producen ninguna frustración, tampoco rencor, porque en definitiva no conduce a nada; pero, voy aprovechar la oportunidad para ayudarlo aclarar su desorientado pensamiento, en momentos, cuando la humanidad se encuentra pidiendo a gritos ¡Paz! y cordura.
No, es la primera vez, que escuchamos o leemos una expresión, tan descabellada; precisamente, ese, es, el vocabulario utilizado por un sector de la oposición, incitados por algunos dirigentes, que se despiertan sobresaltados, soñando con volver al pasado, lleno de violencia, derroche, cuando aplastaban cualquier disidencia contra su manera de gobernar; fueron verdaderos amos y dueños del poder por más de 40 años, dejando terribles secuelas en la mayoría de la población; por eso han perdido la razón y la orientación de hacer política en nuestro país; a todas estas personas les voy a recomendar leer a un pensador: Buda Gautama, conocido como Buda, (Nada que ver con Chávez) quien dejó un frondoso árbol, cargado de hermosos pensamientos, el cual sirven para tranquilizar y aplacar ese odio visceral; les adelanto uno para ver si reflexionan: “No hay incendio como la pasión; no hay ningún mal como el odio”.
Esa tirria, puesta de manifiesto con muy pocas palabras, es una llamarada agobiante en la manera de actuar, muchas veces difícil de apagar, por los impulsos incontrolables, siendo el más perjudicado el propio portador de un sentimiento extremadamente negativo, llevándolo a cometer, casi siempre, actos de terrorismo, sin acordarse, que la violencia engendra más violencia y algunas veces el arrepentimiento llega demasiado tarde, causando daños irreparables, terminando con la vida de muchas personas.
Por eso, quiero aprovechar esta brillante oportunidad, que me brinda este lector, para transcribir un hermoso pensamiento del Comandante Ernesto “Che” Guevara: “Déjeme decirle a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor”. Hacía ese horizonte, resplandeciente y noble, impregnado de ternura, como la mujer que amamanta, levanto la mirada. Nadie me ha escuchado una frase cargada de tono, a pesar de haber pasado más de 25 años en la calle, con el periódico del partido comunista de Venezuela, debajo del brazo, buscando crear conciencia, una de las tareas más difíciles en cualquiera sociedad. Eran tiempos bastantes peligrosos, parecía imposible acabar con la hegemonía de AD y COPEY, mandaban a su antojo, para ellos no existía la oposición; los muertos y desaparecidos eran incontables; pero, a pesar de esa auténtica dictadura, con su disfraz democrático, nunca escuche a ningún compañero hablar con tanto odio y furia, contra los fallecidos mandatarios: Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Carlos Andrés Pérez, Rafael Caldera, Jaime Lusinchi y Luis Herrera Campins.
Los verdaderos revolucionarios aprendemos amar y no a odiar. Ese odio infinito, es inyectado por los medios de comunicación (Sobre todo los audiovisuales) así, como enseñan a nuestra juventud a tararear los vallenatos y reguetones a cualquier hora del día, olvidando nuestro rico folclor nacional, tan valientemente defendido por Hugo Chávez Frías.