Es lamentable saber que por los vientos huracanados que soplan, todo parece indicar que la ultraderecha de nuevo amenaza con desempolvar su agenda de violencia. Y advertimos que no son meras suposiciones, pues a legua se percibe en el discursito incendiario, que sus malas intenciones no son otra que provocar un choque de trenes que justifique la intervención militar de EEUU. Por ello, descubriríamos el agua tibia, si por pecar de ingenuo nos causara extrañeza que la oposición esté en desacuerdo con el reajuste del precio de la gasolina, que como es sabido ha venido siendo una onerosa carga para el Estado. Tampoco debe sorprendernos que esa demagógica oposición, también se opone ahora con argumentaciones estúpidas contra las medidas adoptadas por el gobierno central, a objeto de corregir las irregularidades que a diario se cometen en la cadena de distribución de bienes y servicios. Total, si chillan o patalean como es costumbre en estos insatisfechos crónicos ¿qué importa una pinta más para el tigre? ¿Acaso olvidamos que a estos disociados dizque opositores nunca se le encuentra orilla, y que además son de esos que va para el cielo y va llorando?
Y mientras se ve clarito que los enemigos históricos del poder popular se están preparando para una gran ofensiva, también nosotros deberíamos ir organizándonos para lo que habrá de ser la gran batalla final. De modo que seriamos necios como un porfiado, si desperdiciamos tiempo en discusiones bizantinas, o si malgastáramos neuronas haciendo ilusos planes personalistas. ¿O no acabamos de entender que todavía estamos lejos de hacerle compañía a Alicia en el país de las maravillas?
Queremos informar a quienes no quieran cometer la pendejada de suicidarse en primavera, que todavía quedan butacas disponibles en la locomotora de la historia. Allá aquellos que por soberbio y tarugos, insistan de manera gratuita en hacerse daño como cualquier masoquistas vulgar y silvestre ¿Y será que son libres para escoger su fracaso favorito?
