Carmona suyo
Con el perdón del admirado Román Chalbaud por usar el nombre de su película, la Carmonada fue un acto “sagrado y obsceno”. “Sagrado” por la presencia del cardenal Velasco y otros prelados en la homilía golpista. Obsceno por eso mismo. Aquella comunión histérica alcanzó su climax con el “te queremos, Pedro” de la feligresía facha. El dictador sonreía, picaba el ojo, cuando las fuerzas vivas de la oscuridad republicana lo elevaban como el “Carmona Nuestro” de su oración fallida.
Dios te salve
El Nacional lanzó un editorial contra María Uribe, por su “Chávez nuestro”. Le recordó lo que la Inquisición hacía con los apóstatas. Uno de sus cagatintas, sociólogo él, le advirtió que el Ejército Islámico la habría decapitado. Puro terrorismo mediático. Buscan darle casquillo a Urosa Sabino, quien no lo necesita para bendecir las guarimbas. María Uribe no es como su tocaya, la Magdalena, pero igual El Nacional, su dueño y sus perros de presa la apedrean y se creen libres de pecados para su lapidación mediática.
Héroes y santos
Patéticos los esfuerzos de primera plana de El Nacional para convertir a los venezolanos deportados de Colombia en héroes de Boyacá y Pantano de Vargas. Igual a los que desplegó para lapidar mediáticamente a María Uribe, por su “Chávez nuestro”. El fracaso del diario en su propósito es solo comparable con el del cacerolazo silente de la MUD. Ese silencio sepulcral como feedback alertaría a cualquier periódico de que se está quedando sin lectores, o lo que es peor, sin eco.
Ebola mediático
Cuando se maridan el amarillismo gremial y el terrorismo mediático, engendran crímenes comunicacionales. Acaba de ocurrir con la invención de casos de ébola en el Hospital de Maracay por parte del vicepresidente del Colegio de Médicos de Aragua, así como su difusión irresponsable en un periódico regional, sin contrastar la “información” con fuentes calificadas. Se violan así la ética médica, la periodística y se siembra el pánico en la población. Todo por los infestados intereses de una derecha séptica, en descomposición.
Necrosis ética
Natera, el presidente crónico de la carmonista Federación Médica, saltó a defender el amarillismo gremial de su filial de Maracay. Un directivo del colegio aragueño montó la olla de una “enfermedad desconocida” que habría causado ocho muertes. Los medios internacionales se dieron vida con esa mentira. Regresaba la gaurimba mediática global contra Venezuela. Desmontada la infamia por el gobernador Tareck El Aissami, el carmonista Natera vociferó iracundo en nombre de su ética necrosada.