Entre otras causas la MUD so apátrida adoleció del más mínimo atisbo de independencia respecto al imperio del norte y, en consecuencia, fue regida por éste, quien con el látigo en la mano lo descargó sobre la espalda de sus asalariados y éstos, bajo la lógica de la típica ONG enemiga del pueblo, se disfrazaron de caperucitas rojas pero en cada caso el único resultado fue la puesta en escena de una unidad ruinosa, burda estratagema.
A propósito y por sí las dípteras nada que ver con nuestra caperucita roja que es otra cosa muy diferente.
Extenuada de tanto lamer las botas del gringo, a cambio de alguna peseta, los operadores de la MUD labraron su propia procesión funeraria que, he ahí, ni Aveledo quiere presidirla.
Cuando no hay dignidad ni esperanzas lo que sobreviene es abatimiento y ruina moral; precisamente ese es el panorama de la MUD, lo que entraña un enorme peligro social porque a esas personas desmoralizadas la vida les importa muy poco y en su enajenación pueden arrastrar a inocentes.
Nos toca a nosotros enviarle un mensaje de esperanza y una exhortación a que asuman nuestra noción de porvenir y de felicidad, a ese significativo sector social embaucado por la irresponsable dirigencia de la MUD.
Sería erróneo de nuestra parte cruzar los brazos y en vez de emprender el debido rescate de tantos venezolanos decentes pero vilmente engañados y envenenados por la dirigencia irresponsable de la MUD, dejarlos varados a su suerte, en la ignominia y la desesperanza. Hay que invitarlos a que vengan junto con nosotros a poner un ladrillo a la paz, al porvenir de todos.
Ya le cayó mosca al guarapo, fijaos, ni siquiera hay quien quiera presidir la MUD, es por lo que optan por cualquier muñeco de trapo.