Chisporrotear o chisporretear, es un verbo que significa en esencia echar chispas. ¡Vaya que lo que botó por esa boca el diputado Berrizbeitia, no fueron simples sapos y culebras sino chispas como aquellas que emanan de los altos hornos! Resultó una especie de Júpiter tronante.
“El Chavo del 0cho”, o Roberto Gómez Bolaños, solía decir cuando se le salía alguna frase imprudente, como para escudarse:
-“¡Fue que se me chisporreteó!”
Es decir, como decimos en nuestro lenguaje coloquial, aquello se me salió sin pensarlo. Entonces, no vale.
Pero la gente que defiende al diputado chisporreteador o chisporroteador, no lo justifica diciendo que fue una vaina que dijo “así de golpe sin pensarlo”, mala fe o hasta como “sin querer queriendo”, como también decía el Chavo. Porque, ellos son tan ilusos, que creen engañar cuando hablan dando la cara, que por su cabeza no pasa idea asociada al deseo de la muerte de todo chavista, pese hicieron aquelarres cuando la enfermedad de Chávez, celebraron su muerte por ella misma y pensando que ya todo estaba listo; además la de “salir de Maduro ya, como sea”. Por eso, hubiese sido hasta bonito y con dejo de gracia, que el diputado de la rancia derecha o sus obligados defensores, se hubiesen excusado diciendo la anterior frase del Chavo; es decir lo dije sin querer por lo que implica políticamente, pero queriendo por lo que deseo. Si así hubiesen hablado él o sus portavoces, posiblemente habrían quedado mejor porque “deseos no empreñan”.
Pero una de las fallas es que el diputado Berrizbeitia, después de haber dicho aquello tan feo y grave, muy sugerente, fue faltar a la primera cita de la Asamblea con posterioridad a su chisporreteo y el vil asesinato de Serra. Lo que ocurrió uno tras otro. Se puso en evidencia, quizás también un gesto “chisporreteado”. La otra es que aquellas chispas surgieron de su boca de dragón u horno de alta temperatura, acompañadas en lo gestual de más procacidad y violencia; la siguiente es haberle ratificado a Cabello quien le preguntó al respecto, con la misma denigrante y agresiva actitud, lo que acababa de decir.
¿Qué se le chisporreteó al diputado derechista? Pues unas palabras que todos ya conocen: “sus días están contados”. Claro como dije antes, con una coreografía de guapetón o persona acostumbrada en su espacio y relaciones a tratar a la gente con muy poco respeto. El típico gesto de los capataces, capos, pranes o señores feudales; de los incultos e insensibles. Si usted le observa el manoteo y movimiento, poco le faltó al diputado Berrizbeitia decir:
-“¡Quién aquí se crea macho, salga pa´ fuera!”.
Ante aquel chisporroteo, sapeo involuntario, haber permitido por ofuscación se le saliese aquella terrible frase, sus compañeros de contubernio, por acción u omisión, le defienden alegando se refería a las próximas elecciones.
Si se analiza ese argumento, no es difícil desmontarlo y comprobar que no tiene fundamento. Empecemos por tomar en cuenta, según ha dicho la prensa, que su perorata o amenaza, no voy a llamarlo discurso por respeto al arte de hablar, se produjo después haber hablado Serra. Es decir, pese a hablar en plural, bien pudo haberse dirigido a éste de manera concreta.
¿Las próximas elecciones estaban previstas para cuestión de horas o días como sí ocurrió el cruel asesinato de Serra?
No tiene sentido pensar que las próximas elecciones o sus resultados, para las que faltan meses, que sólo lo son de diputados, no para escoger presidente, signifiquen vayan a acabar con los chavistas, para decirlo de la misma indelicada manera del diputado Berrizbeitia, ligado a gente de mucha clase o plata. No será así por dos cosas, si la oposición gana las elecciones parlamentarias, Maduro seguirá siendo el presidente y los chavistas, entre estos los señalados por el dedo de Berrizbeitia, estarían en el poder ejecutivo y mayoría de gobernaciones y alcaldías, sin mencionar las estructuras del poder popular. Sin olvidar que el chavismo, en el peor de los casos, seguiría siendo una fuerza respetable en ese mismo parlamento, si no es que aquí imponen una dictadura y todavía así habría que ver.
¿Quién le garantiza a Berrizbeitia que ganarían esas elecciones? ¿Cómo referirse a eso de manera tan audaz?
Pero hay más. ¿Quién le garantiza a Berrizbeitia que él volverá al parlamento? ¿Cómo pensar, para justificar lo que dicen los defensores de Berrizbeitia, como que fueron asuntos del lenguaje, que perdiendo el chavismo las elecciones parlamentarias dejarían de tener allí representación y hasta el mismo Serra no hubiese repetido?
¿Cómo sería entonces eso de todos ustedes tienen los días contados? Si sabemos aquello de podemos “bajarnos unos cuantos muñecos”, dicho por un amigo cercano de Berrizbeitia.
De donde uno concluye, que por la cabeza de Berrizbeitia, cuando se le chisporreteó aquello, si no estaba pensando en la eliminación física de los diputados, entre ellos Serra, si en un golpe de Estado. Lo complejo del asunto es que, los golpistas suelen eliminar físicamente a quienes creen sus adversarios más peligrosos y la derecha ha mostrado tener ganas, con qué y quienes. Lo último, si uno se la da de inocente, sería creer que Berrizbeitia, además de boca floja, es un político sacado de un pote de avena o un saco de detergente.