Por ahora se respira en el ambiente, que es cada vez más descartable que la situación del país se torne horripilante, tal cual la pintan esos pájaros de mal agüero que andan todavía prófugos de la justicia venezolana. En esa onda de profetas del desastre, ya llevan más de quince años Rafael Poleo y su hija Patricia, alias mentirita fresca. Hasta las piedras saben que ambos, no pierden ocasión para derramar su resina de odio contra los ciudadanos de buena voluntad que apuestan a una sociedad más justa y sin odiosas discriminaciones.
Conociendo el amplio prontuario judicial del mencionado par de pilluelo, nadie sería tan ingenuo como para creerle sus estúpidas intrigas y mentiras cloacales, con las que han hecho su deshonroso modo vivendi. O sea, ¿quién no sabe que el chuleo y el chantaje a políticos corruptos, fueron facilitadores para que Rafael Poleo, de simple empleaducho de la “Cadena Capriles”, ahora se pavonee como flamante editor de “El Nuevo País” y la “revista Zeta”? Por cierto, es público y notorio que ambos medios impresos siempre han estado en combinación con los planes desestabilizadores de la CIA y el Pentágono norteamericano.
Por dedicarse al vilipendio y conspirar a calzón quitado, hoy los Poleos no podrán regresar al territorio nacional, igual que Don Cipriano Castro a partir de diciembre de 1908, cuando no imagino que al abordar el vapor Guadalupe, jamás podría regresar con vida a la patria que supo amar a su manera. Aclaratoria oportuna. Al Cabito le impidieron regresar por su vocación de patriota y nacionalista; en cambio, a los Poleos porque se niegan a enfrentar un juicio por el delito de traición a la patria.
Traigo a colación la mención de este maléfico dueto de cobardes que aun huyen de la justicia, pues llevan tiempo tratando de fracturar la unidad del proceso bolivariano, condición sine qua non, y que solo hace posible que la revolución pueda desafiar las dificultades para mantenerse en pleno ejercicio del poder. Por algo se oye decir que chavista zoquete se muere chiquito.
De modo que ni el Jefe del Estado sufre de miopía, ni el Presidente de la Asamblea Nacional está dispuesto a darse el lujo de perder los estribos, para que perfectamente no entendieran que para llegar airosos a los comicios del 2019, se debe pasar primero por la difícil prueba de ganar las elecciones parlamentarias, gobernadores y alcaldes. ¿Acaso no es primero sábado que domingo? No entender esta realidad tan matemáticamente comprobable, equivaldría a lanzarle peos a la luna, o sencillamente hacerse el harakiri. Por suerte, Maduro y Diosdado no están dispuesto a suicidarse en primavera, porque Chávez no solo fue excelente estratega visionario, sino que además se esmeró en ser eficiente formador de combatientes de la nueva historia.
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