La derecha golpista ya se pronunció. Van a iniciar el golpe de manera más tangible. No hay medias tintas ni nada. Más claro, imposible. Todo el estamento opositor ya decidió que este es el momento en que las falanges instruidas violentarán las calles, las colas, las plazas, los espacios de público para implantar las tomas guarimberas, que las iniciarán con el disfraz de “manifestaciones ciudadanas”.
La orden está dada y sus cronómetros están en cuenta regresiva y su conteo no es en minutos, ni en horas, ni en días, sino en saqueos, destrucción y muertos. Esto no es un secreto a voces, lo están vociferando a todo gañote para crear la zozobra psicológica, la ansiedad y el estado anímico colectivo de que este si es un golpe de estado “necesario” para salir de la crisis económica que ellos han creado y buscar de esta manera incitar dentro del pueblo chavista una reacción que genere una confrontación fraticida.
La llamada unidad perfecta que ellos manifiestan de manera mediática, quieren hacerla ver como un acuerdo nacional, cuando a todas luces es el acuerdo suscrito en base a las decisiones emanadas, recibidas y aceptadas en las reuniones sostenidas en su periplo decembrino por el norte. Y ese “compromiso” con el imperio es una orden y como tal estos lacayos van a tratarla de cumplir a costa de vidas de los compatriotas sin distingo de que lado esté, por aquello de los “daños colaterales” que indudablemente no les afectan a ellos.
¿Qué hacer? Este es la hora en que los gobiernos regionales, los diputados, las alcaldías, los concejales, los servidores públicos, los colectivos, el gran polo patriótico y las diferentes organizaciones sociales de base, deben plegarse en la defensa no solo del Gobierno Bolivariano, sino del país, de la nación. Es hora que estos venezolanos y venezolanas que detentan un liderazgo o un cargo (obtenido gracias al legado del Comandante Chávez) deben en sus diferentes ámbitos territoriales y sociales, dejar su bucólico y acomodado burocratismo y colocar su talante al servicio de la patria que lo necesita. No solo se defiende al proceso en las elecciones, se defiende como se debe defender a nuestra familia, a nuestro hogar, a nuestro destino.
El camarada Presidente Maduro como líder de este gran proceso social, humanista y custodio del legado del Camarada Comandante Chávez, debe convocar y aglutinar todo este ejército popular y conciliar con aquellos factores del chavismo crítico responsable y no pendenciero, no como claudicación, porque el momento actual amerita un consenso a pesar de las diferencias, porque todos a pesar de algunos desacuerdos están convencidos que la defensa de este proceso es primordial; como lo dijo el camarada Juan Veroes: "el más malo de los nuestros es mejor que el mejor de los adversarios". Y se que en el chavismo socialista nuestro, no hay malos sino diferencias entre los que hay. Es ahora porque para luego no es tarde, ya que no habrá mas luego.
Sin el legado de Chávez no hay Revolución y todos somos Chávez en esta Revolución.