El sector “productivo” (Sanguijuela), para los revolucionarios de a píe se activó y junto con el partido de los purpurados está ejerciendo presión sobre el gobierno revolucionario para que accede a su chantaje, el mismo que intentaron aplicarle al Comandante Eterno Hugo Rafael Chávez Frías.
Primero: la entrega de divisas a trocha y moche, de manera inmediata y sin mucho protocolo. Segundo: libertad a los comerciantes para decidir sobre los precios de los artículos de primera necesidad y demás insumos para la buena marcha del país Tercero: la flexibilización de la Ley del Trabajo, que permita a los empresarios “castigar el ausentismo laboral y premiar la responsabilidad en el trabajo”. Es decir desamparar a trabajadoras y trabajadores, para que queden a merced de sus patronos. Cuarto: garantía a los propietarios de empresas, terrenos y demás bienes, de que el Estado no les va a tocar ni con el pétalo de una rosa y cada cual podrá hacer con esas propiedades lo que le venga en ganas.
Esas son las cuatro premisas que el sector Sanguijuela, que se autodenomina “productivo”, establece para en un lapso de tres meses garantizar el abastecimiento de alimentos, medicinas, repuestos automotor, neumáticos y demás insumos de primera necesidad para la buena marcha del país y, en un mediano y largo plazo activar el aparato productivo.
Esta posición tiene al apoyo irrestricto del Comité Central del partido de los purpurados, representados por Urosa Sabino, Padrón y Roberto Lucker, la troika ensotanada que aborrece al pueblo, ama a los explotadores, excomulga a los luchadores populares y canoniza a los guarimberos de la MUD responsables de la muerte de medio centenar de venezolanos, durante los meses de octubre 2013 y febrero a junio de 2014.
Ellos se solazan en la lectura del panfleto producido por el sínodo, donde todas las culpas son del gobierno de Nicolás Maduro, que debe de una vez por todas solucionar el problema de la ausencia de de alimentos, útiles para el aseo personal, medicinas, repuestos y demás artículos de primera necesidad. Para ello debe de una vez por todas desistir del fracasado modelo “Comunista”, cuyo actual conductor se le ocurre comparar al sacrosanto Leopoldo, luchador por la democracia y la libertad, con un criminal, guerrillero, delincuente, preso en las cárceles de Estados Unidos. Porque para los purpurados no existen los grupos Polar, Procter & Gamble, Nestlé, Fedecámaras, Consecomercio y demás oligarcas, que están montados en la guerra económica contra el pueblo venezolano, intentando someterlo por el estómago, ya que no han podido por el psique.
Sería bueno saber que está pensando el Papa Francisco, de la conducta de estos señores que se venden aquí como sus voceros, pero que hacen todo lo contrario a lo que él como sumo líder de la iglesia Católica, predica desde El Vaticano, cuando ha dicho que el compromiso supremos de los gobernantes tiene que ser con los pobres. Que condena las guerras y los abusos de las potencias imperiales, que intentan dominar al mundo. Que aboga por la liberación y la autodeterminación de los pueblos.
Mientras el jefe de la Iglesia Católica, piensa así, su vocero en Venezuela, señor Urosa Sabino, reivindica y santifica al responsable del asesinato de medio centenar de venezolanos, cometidos por mercenarios, cuando intentaban liberar a los vecinos del cerco violento que en las grandes ciudades del país, les había impuesto un grupo de sujetos entrenados y pagados para sembrar muerte y caos en el territorio nacional. Paralelamente juzga y sentencia, como asesino, criminal y guerrillero delincuente a quien lleva 32 años, en una cárcel imperial solo por exigir la liberación de su Borinquen querido, que se encuentra bajo el peso de la criminal bota imperial, que sojuzga y somete al pueblo portorriqueño.
Esa es la “Cosa Nostra”, que le toca enfrentar a la revolución bolivariana. Los “empresarios”, que esconden alimentos, medicinas y demás productos básicos para que funcione el país, al tiempo que exigen al gobierno entregarles las divisas del pueblo venezolano, dejarles la legislación laboral, la hacienda pública, las empresas, banca y las tierras productivas en sus manos, sin más leyes y controles, que el criterio del sector Sanguijuela y el Partido Purpurado(PP venezolano). Frente a este tétrico panorama, la pregunta que nos hacemos desde las bases es: ¡Permitirá el pueblo que las mafia y el chantaje, acaben con la revolución?