El viernes último me encontré con un antiguo amigo, que conocí en el rol de dirigente copeyano de barrio y luego del correspondiente saludo, la pregunta obligada, ¿Cómo estaba con la política? Su respuesta fue que retirado aunque apoyando a la oposición aunque reconocía algunos logros de la revolución en materia social pero la dosis de disociación de la que evidentemente era víctima, no le permitía ver más allá.
Me expresó que al día siguiente iba a decidir qué camino cogía pues la marcha convocada por la Mud, era para él un termómetro de la realidad que vive la oposición, manifestó que presagiaba una cran movilización, pero que de no darse sería a muestra suficiente que le serviría para llegar a la conclusión que la oposición nada tiene que buscar y daría por hecho una nueva victoria del chavismo en las elecciones parlamentarias.
Esta especie de reencuentro, es frecuente, ese amigo es una pieza valiosa, pues conocí su dedicación a la causa de su partido cuando era muy duro ser dirigente, es una ficha como muchísimas que fueron apartadas por unas generaciones muy alejadas de las realidades de un barrio, aburguesadas y que surgieron en base a componendas, olvidando la democracia interna y la formación ideológica.
Llegó el sábado, día en que supuestamente el oposicionismo variopinto y parcelado inundaría las calles de Venezuela y en Caracas anunciaban llegar hasta el centro según amenazó el alias, fuese como fuese, ni una cosa ni otra, la gente no les respondió, aquello que llaman capacidad de convocatoria, brilló por su ausencia, tanto que por primera vez, un personaje atípico como político cual es Capriles sale a decir que la presencia de la gente en la calle no es lo importante que lo importante es la presencia en las elecciones, es al menos lo que yo le interpreté, porque bien sabemos lo difícil que es meterse en la maraña de lenguaje de este espécimen.
Fracaso total, que se suma a la cadena de idem que viene arrastrando desde hace mucho tiempo ya.
Mi amigo a estas alturas debe estar recordando nuestra conversación y la decepción que debe tener tal vez le haga confirmar su intención de “colgar la toalla”,
Pero hay que inferir que no es el único, como él debe haber miles que se han cansado de esperar que su militancia como opositor (a), ya no se justifica, tal vez ello no le va a hacer reflexionar pero al menos va a pensar si sigue o no apoyando una causa perdida, una causa que vive repitiendo que el modelo socialista no sirve, que ha fracasado, pero no dicen cuál es el que sirve, por cuál lo cambiarían y es porque precisamente por el fracaso del capitalismo que nos gobernó durante más de cuarenta años, el pueblo decidió por una alternativa que ha demostrado, aun con errores, que se han asumido valientemente, su capacidad para lograr mejorar el nivel de vida de los venezolanos, excluidos, a los cuales la renta petrolera, jamás les llegó y ahora les llega convertida en salud y educación gratuitas, viviendas dignas, aumento de salario automático a nivel superior a la inflación, pensiones dignas, inclusión de discapacitados al campo laboral, dignificación de la mujer, conversión de Venezuela en una potencia deportiva, garantía de suministro de bienes y servicios para los más pobres y cientos de logros más que la derecha no dice qué haría con ellos y que precisamente donde gobierna, ha atacado con saña.
En fin este pueblo ha madurado y otra vez va a demostrar su disposición para defender y no dejarse quitar lo que esta Revolución le ha dado.-
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