Un hombre siempre está por ser, eso me consta. Desde la primera hasta la última respiración se es un ser lleno de carencias, unas más determinantes que otras y que eventualmente pueden hacernos caer en el fango de la alta traición y a la que ahora pretendo referirme dado el caso de la basura cuyo caso está sobre el tapete de las relaciones entre Venezuela y el imperio vil, me refiero al ex escolta de personalidades, Leamsi Salazar, ahora desertor de la FANB y al servicio del enemigo de la patria que lo vio nacer, ¡vaya que sujeto!
La vida es un continuum de peripecias, la forma como un hombre se planta ante la vida, en el tiempo, determina su dimensión ética, quiero decir, que de su consistencia emana la ética que lo caracteriza; tú no puedes soslayar las influencias externas que gravitan sobre la vida de un hombre y que para bien o para mal son determinantes, he ahí entonces el quid de la cuestión, dicho de otro modo, ¿dónde fue que la puerca torció el rabo? y concluyo que, en la carencia de valores.
Soy osado pero no temerario, así que no me atrevo a decir que la carencia de valores de que obviamente adolece Leamsi Salazar sea un mal de familia ya que ignoro cómo él fue formado en su casa, pero cuando el río suena es que trae piedras -dice el aforismo popular- y tiene que haber un punto de quiebre que lo sedujo a dejar el camino amplio, por el atajo del que ya no saldrá el resto de su oscura vida, que ojalá sea larga, mientras más, ese será su castigo; y es que ahora él podrá tener dólares y otras prebendas pero de lo que no se salvará es de ser ahora y para siempre rehén del imperio que lo obligará a hacer lo que le plazca.
No pasará mucho tiempo para que Leamsi Salazar empiece a sufrir un lento y agudo "suplicio chino" -valga así, aunque aplicado por los gringos- cuando él sienta en carne viva el implacable desprecio del gringo, que precisamente no es para nada pendejo y mucho menos amigo de traidores, en contrario, el gringo los usa como condones.
De paso hay que aclarar que el gringo no es ni siquiera amigo del gringo, el gringo sólo es amigo de "Diosdinero" y quien como Leamsi Salazar tenga en la cabeza un mojón peludo, se estrellará al caerse de esa nube que anda como a veintemil metros de altura ("Ángeles Negros" Dixit).
Leamsi Salazar ha perdido el rumbo y ahora nada no precisamente en aguas blancas; en cambio, Diosdado se fortalece con el espaldarazo que nosotros, los trabajadores venezolanos, le damos sin esguinces porque lo conocemos muy bien.
La ética es lo que lleva al hombre a la reflexión del pensamiento, la ética te involucra en la moralidad y te hace discernir los criterios valorativos acerca del bien y del mal, pero eso no basta si lo asumes circunstancialmente, es necesario que sea en toda circunstancia de tiempo y de lugar; pueda que tú te equivoques una que otra vez pero eso es otra cosa.
Estar al servicio de la liberación para luego pasar al de la dominación es una maldición y una contradicción insuperable, el lugar de un condón usado es el pipote de basura, el gringo es implacable como el trapiche infernal que le saca el guarapo a la caña y la deja hecha bagazo que cuando mucho apenas sirve para alimentar la candela del infiernillo. No crea Leamsi Salazar que el gringo le va a obsequiar "El corazón púrpura", si acaso, que se contente con "El condón de bronce".
El gringo sabe que un traidor hace donde va lo que hizo donde estaba, a un traidor nadie lo quiere y ni siquiera en su casa aunque sea un niño de pecho como Ismael.
Y por otra parte, ojalá que los habladores de pistoladas no empiecen con la comiquita de echarle culpas a fulano, a zutano, a mingano o a peringano de tan lamentable infiltración del referido penco, en nuestras filas; estructurar un grupo humano de élite en cualquier disciplina ha sido es y será siempre una tarea muy compleja que entraña riesgos de esa naturaleza, y además hay que considerar que el dinero siempre ha sido una amenaza para corroer valores tembleques.
Sigamos trabajando con el mazo dando, cuente el compañero Diosdado con el irrestricto respaldo de los trabajadores patriotas.