A sabiendas de que José Vicente raspó a Luis Vicente León, Maduro dijo que tal sujeto no obstante estar raspao raspaito era sin embargo lo mejorcito de la MUD, al menos como interlocutor.
http://www.aporrea.org/actualidad/a199622.html es contentivo del talón de aquiles del susodicho.
Es claro, zamuro con mucha tripa se atora, al referido tal hay que darle foro para que hable lógicamente en defensa del liberalismo econométrico, para que él mismo se hunda; José Vicente, que se sabe unas cuantas más que el susodicho, es decir, que sabe más por viejo que por Lückert -valga el símil-, seguramente invitará de nuevo al cuasi tocayo (por lo de Vicente) para que éste se despepite contra las nuevas estrategias económicas y financieras del gobierno nacional.
Si Luis Vicente es lo mejorcito de la MUD -pudo pensar Maduro- mejor pa´l perro cuando la perra es tucucha, de ahí que a estimularlo para que le dé a la singueso (sin hueso o también sinhueso, la “h” es muda).
Maduro está en la bitácora del gobierno nacional y en consecuencia accede a la lluvia de datos que de instante en instante aporta el GPS para orientar el rumbo; a cada momento multiplicidad de datos de la realidad caducan y dan paso a otros renovados; con hambre no hay panduro pero pan nuevo es pan nuevo, muchos que se la echan de sapos rabudos pontifican acerca de la realidad como si ésta fuese inamovible pero el que está encima del burro -¡oh, de la burra!- es el que arrea (rememberar: la “h” es muda).
Cuando Maduro alude puntualmente al tal Luis Vicente León, lo que hace es mover los trebejos buscando sensibilizar a la MUD y forzar el surgimiento de una interlocución sensata, pero la MUD, contrariamente, se empecina en escurrir el bulto y se da al terrorismo, por lo que es previsible que caiga aplastada bajo el peso de sus propias burradas.
La MUD está patuleca y desmoralizada pero tiene billete que jode, eso sí; mas, nadie se lleva la billetera en la urna; y, si se salva en ese caso le llevará bastante tiempo obtener un nuevo rostro, distinto al que ahora exhibe, el rostro del terrorismo y cuando no, el rostro de la hipocresía.
