Como en las comedias de la picaresca medioeval acaba de ocurrir lo que faltaba en el teatrino del cinismo Latinoamericano. Obama y sus muchachos de la Cia crearon con un grupo de inútiles y vagos expresidentes latinomericanos y españoles, jarrones chinos muchos de ellos en sus países natales a los que las burguesías no saben qué hacer con ellos, una institución, especie de disminuida Ong que bautizaron como “Iniciativa Democrática de España y las Américas, IDEA”, cuyo único objetivo es, al parecer, conspirar todo cuanto les sea posible para hacerle el mayor daño posible a Venezuela y su pueblo y contribuir a derrocar al Presidente Nicolás Maduro y desmembrar la Revolución Bolivariana y Chavista.
El geriátrico de los exmandatarios ya debutó en Panamá con una presuntuosa cháchara discursiva a la que le dieron por nombre “Declaración de Panamá” con un injerencista documento en los asuntos internos y soberanos de Venezuela, y con el cual debutaron en el escenario de los culebrones políticos latinoamericanos creados por los servicios de inteligencia norteamericanos y financiados generosamente, por supuesto, con los fondos sucios de la Ned o cualquier otra mampara de los organismos de inteligencia gringos, para hacer el trabajo sucio que hoy les toca como miembros o “agentes especiales” de esos siniestros y criminales cuerpos de “inteligencia” yanqui.
El terror que les causa que un terrorista convicto y confeso, con una larguísima cadena de delitos contra la seguridad de Venezuela, cabecilla de una banda fascista y figura la más representativa de las nuevas generaciones de lo que va quedando de la oligarburguesía venezolana, Leopoldo López, sicópata incendiario con el agudo complejo de Nerón él y sus sicarios, integrantes de un grupúsculo que llaman voluntad (in) popular, sea condenado a una larga pena de prisión por sus crímenes y se pierda la única opción de tener un líder, de dura madera fascista y criminal, sin escrúpulos de ningún género, dispuesto cien por ciento a entregar no sólo el petróleo, el hierro, el oro, los diamantes, el coltán y toda la poderosa infraestructura industrial del país a las transnacionales norteamericanas y europeas.
Ni se diga de la campaña para exigir la libertad del pobre vámpiro Ledezma, por cierto uno de los dos autores intelectuales junto a Julio Borges, del intento de asesinato de López comenzando las guarimbas de 2014, que salvó la vida gracias al presidente que quería derrocar, Nicolás.
Con las manoseadas banderas de los derechos humanos los expresidentes están haciendo lo que nunca antes presidentes algunos habían hecho, coaligarse en una política de abierta injerencia contra la soberanía de un país para hacerle un daño terrible –si pueden, claro–, a una nación que no sólo quiere la paz sino que como dice la consigna: “no somos una amenaza sino una esperanza”. Eso es lo que quieren evitar esos malhechores sin oficio, hacer, como dije, el trabajo sucio, de cercar a nuestro país con el peso de sus personalidades y el prestigio político que para ellos fabrica la mediática imperial.
Por supuesto que el impacto político que buscaron los integrantes del Club de los Pilluelos en Panamá durante la Cumbre Presidencial de las Américas no fue el más deseado, formando parte de una tramoya, el skech no les sirvió, fue demasiado evidente y burdo, pero lo más importante es que la nación y el gobierno que emergió como gran ganador político en aquel enfrentamiento fue Venezuela y Nicolás Maduro. De nada le sirvió al presidente Obama el sainete de sus agentes de Cia que fueron presidentes, su declaración donde “denuncian” a Venezuela. Nada de eso pudo evitar que se moviera en aquella batalla política los pesos pesados de los mejores estrategas políticos: Raúl Castro, por Cuba; Rafael Correa, por Ecuador; Evo Morales, por Bolivia; Cristina Kirchner, Nicolás Maduro, por Venezuela; Daniel Ortega y otros presidentes y primeros ministros de Centro América y el Caribe. La cohesión y el apoyo absolutamente unánime de los integrantes de la Celac a Venezuela y la exigencia a Obama de que retire la amenazante y peligrosa sanción que declara a Venezuela como nación peligrosa para la seguridad nacional norteamericana.
Cuando se produce aquel contundente y unánime apoyo a la Venezuela agredida, que defiende su soberanía y dignidad lo que hace recular, al menos es ese escenario, a Obama y su gobierno, propinándole en el acto un gancho al hígado a los expresidentes integrantes del Club de los Pilluelos.
Cada uno de estos personajes, en los tristes momentos en los que mal gobernaron sus países, violó la propia constitución de su nación, violó hasta más no poder los derechos humanos y tras de sí quedó un reguero de sangre, de vidas del pueblo destruidas, de flagrante violación de los derechos humanos, de falsos positivos, de entrega de la soberanía política, riquezas y economías (alcas bilaterales) de sus países al imperio yanqui. Citemos algunos nombres de estos tristes personajes sentados sobres sus “obras” de infamia, pillaje, crímenes de estos “zombis ilustres” como los llamara el periodista Maurice Lemoine, que firmaron aquel infame documento.
Los expresidentes y vicepresidentes firmantes de la injusta, mentirosa, injerencista e infame “Declaración de Panamá” contra Venezuela, su pueblo y gobierno revolucionario fueron: Por Colombia: Andrés Pastrana, Álvaro Uribe, Belisario Betancourt. Por México: Felipe Calderón, Vicente Fox. Eduardo Duhalde, Argentina. Sebastián Piñera, Chile. Jorge Quiroga, Bolivia. Por Costa Rica: Miguel Ángel Rodríguez, Rafael Ángel Calderón, Laura Chinchilla, Oscar Arias, Luis Alberto Monge. Por Ecuador: Oswaldo Hurtado, Lucio Gutiérrez. Alfredo Cristiani, El Salvador. Armando Calderón Sol. Perú: Alejandro Toledo. Uruguay: Luis Alberto Lacalle. Panamá: Nicolás Ardito Barletta, Mireya Moscoso. España: José María Aznar.
No son todos los que están, ni están todos los que son en la cofradía de los ex primeros mandatarios que arman una cruzada destructiva, golpista contra Venezuela, cipayos al servicio del imperio, empleados o agentes de los servicios de inteligencia norteamericanos, cuya trayectoria al frente de los gobiernos que les tocó presidir ha dejado una estela tremendamente negativa en la violación de los derechos humanos de los pueblos de Colombia, de México, Chile, El Salvador, Panamá, España. Con una decisión digna de mejor causa, han asumido el triste papel de prestar no sólo su imagen sino el concurso de sus nombres y el accionar político de abierta injerencia como lo han demostrado el millonario Piñera, Pastrana, Felipe González quienes vinieron a Venezuela a provocar al pueblo y al gobierno para defender a los políticos asesinos presos por graves delitos como ocurrió recientemente.
No van a cejar en sus maniobras subversivas, es el papel que el imperio les ha asignado, pero las fortalezas de la Revolución y el pueblo chavista les sabrá dar la respuesta contundente en cada oportunista. El desprestigio es para ellos, Venezuela es país de paz, no es una amenaza pero sí una esperanza.
Por ahora Felipe González suspendió su viaje a Venezuela donde piensa venir a inmiscuirse en los asuntos internos del país cuando le toque al ‘Monstruo de Ramo Verde’, el piromaníaco Leopoldo López, como ‘Asesor’ del equipo defensor del fascista preso, ya que no puede ejercer en Venezuela como abogado por ser extranjero. Ya los otros dos expresidentes que venían, arrugaron. Esa burda maniobra también se va a caer. En Venezuela este Felipillo ha sido desenmascarado hasta la saciedad, desde aquellos siniestros grupos paramilitares que creó clandestinamente durante su gobierno, los llamados Grupos Antiterroristas de Liberación o GAL que fue la agrupación que practicó el terrorismo de Estado durante la década de 1980, grupo de células criminales que dirigieron sus ataques contra la organización revolucionaria vasca Euskadi Ta Askatasuna (ETA), y otros militantes de la izquierda independentista vasca, los grupos ecologistas y contra ciudadanos franceses de izquierda, con la estrecha colaboración de altos funcionarios del Ministerio del Interior de España que los coordinaba, bajo el gobierno del Partido Socialista Obrero Español del presidente Felipe González, ese que viene a darnos a los venezolanos lecciones de democracia y respeto a los derechos humanos a nombre del Club de los Pilluelos, ese es su objetivo táctico ahora.