-"¿Qué Juana era loca?"
-"Pues claro que lo era".
-"Si había duda alguna que la reina de Castilla y Aragón tenía desordenada la azotea, toda ella se despejó a la muerte de Felipe "El Hermoso", su consorte. Lo que hizo y anduvo, como la zarzamora, por todos los rincones y a toda hora, con el cadáver de quien en vida fue su marido y hastió con celos, no lo hace sino un loco. Aunque, por respeto a la constitución nuestra, no a la de España, para no confundir una franela con otra, como hizo el diputado del andrajoso partido de Ledezma, debo decir no lo hace sino una loca. Ser feminista tiene un costo, hasta pagar por los locos que nos tocan".
Juana paseó el cadáver de Felipe por media España o para decirlo mejor, por toda Castilla y Aragón. En cada parada, en un buscado apartado rincón, siempre acompañada por miembros de la iglesia, recordemos que Juana fue hija de Isabel "La católica", en horas de pocos transeúntes por aquellos caminos, hacía abrir la urna y conversaba con Felipe como si este estuviese vivo. Cuando uno dice esto, recuerda que a Juana se le asocia con la necrofilia; es más hubo quienes a ella tomaron como un símbolo de aquello. Toda bajo el amparo y consentimiento de la iglesia, su iglesia, lo que desdice de autoridades de la misma desde aquellos remotos tiempos. El mismo de cuando estaba por comenzar el someter a los originarios habitantes de América a la fe cristiana con la verdad de la lanza y la espada, con la cruz por delante, como mascarón de proa. Nadie sabía que algún día, San Francisco de Asís, retornaría desde el río de La Plata.
-"¿Entonces esta oposición es loca?"
-"Pues claro que es loca".
-"Cual Juana "La Loca", trajo desde España, de tan lejos, a Felipe González, un político muerto, cadavérico, envuelto en su mortaja".
-"¿Este Felipe, defensor de pobres y desvalidos en las cárceles del chavismo, está muerto?".
-"¡Sí! Es un político muerto y hasta putrefacto. Claro, camina por sus propios pies, como las momias, dando tropezones y hasta sufriendo caídas. Pero es un político muerto y sepultado".
-"Murió hace años en las esperanzas de los españoles pobres del PSOE, el viejo partido de la clase obrera liderado por Pablo Iglesias y Largo Caballero que se llenó de gloria en la guerra y la lucha clandestina contra Franco y la monarquía".
Se postró ante el monarca, que no era éste, sino el gran capital mundial, interesado hasta donde fuese posible se extendiese el terror, el "orden" del franquismo y se borrasen las huellas de la guerra contra la monarquía, la república, los gritos y consignas del movimiento obrero español, el del PSOE, el glorioso Partido Comunista de Dolores Ibárruri "La Pasionaria" y el Quinto Regimiento, del glorioso general del pueblo, Modesto o Juan Modesto Guilloto León.
De lo que él queda, si algo queda, un muñón maloliente y descompuesto, que camina dando tumbos y pidiendo colitas, es un lobista. Un tipejo que aboga, usando su carnet de expresidente del gobierno español y según Jorge Rodríguez, los billetes de Carlos Slim, el mexicano tenido como el segundo hombre más rico del mundo, como tarjeta de presentación, por buenos negocios en cada puerto donde arriba de polizonte, como sombra o cuerpo gaseoso. Aquí estuvo cuando Pérez y Caldera cuadrando negocios, como el de Viasa que se llevó a precio de gallina flaca, con el consentimiento de Teodoro. Volvió cuando Chávez, creyendo que repetiría la hazaña y el comandante, que no era como los que Felipe estaba acostumbrado a espantar, hizo que fuese el muerto quien saliese corriendo.
El no venía a defender a López ni a nadie. El vino a servirles a sus clientes. A quienes quieren hallar aquí, como en los viejos tiempos, "buena gente" con quienes hacer negocios donde ellos ganen y nosotros perdamos. Vino a vengarse del susto que le metió Chávez; porque no hay existencia más desprestigiada, aunque etérea sea, que un muerto a quien un vivo asustó y metió los chivos en el corral.
Por eso se fue rápido. El no vino a defender a nadie. No le interesa eso. Vino a amargarnos la vida. Por eso sostuve que no le hiciésemos caso. Esa sería nuestra mayor venganza. Un muerto que agita su liviana vestidura, susurra tenue y luego fuerte para asustar, pero nadie le para, es un muerto que no existe ni siquiera como muerto, no apareció nunca hasta ahora en los obituarios. Y eso, es un fastidio para el muerto. Es alma en pena que vaga sin consuelo. Por eso, se iría pronto a buscar otro sitio donde poder espantar.
Pero el plan, era en verdad otro. El sólo venía a agitar, meter miedo, si no con su figura desgarbada, vencida, borrosa, hedor insoportable, si con aquello de desatar "las contenidas fuerzas populares que no soportan esta dictadura"; ¿pero si está muerto como hacer conexión con la vida? Quienes eso sabían, porque los santos saben por santos, previeron "la salida". Según Walter Martínez, el mismo de "los acontecimientos en pleno desarrollo", desde el domingo en la mañana, acabando de llegar Felipe, el muerto, a Venezuela, ya el gobierno colombiano había solicitado la entrada del avión que le vino a buscar para llevarle a Bogotá. El plan de vuelo, solicitado y aprobado que señala hora, fecha de entrada y salida, ya estaba concebido, al mismo tiempo de su llegada a "defender sus presos". ¿Cuándo lo haría, aunque fuese de asesor, en qué tiempo?
Es aquí donde el venezolano dice a "otro perro con ese hueso" o a otro con ese muerto.
Todo fue una pantomima. Claro, Santos, esta vez el presidente de Colombia, obligado a dar una explicación sensata, que no enturbiase más las relaciones con Venezuela y no fuese Felipe, un muerto, un saco de huesos atravesado en las ruedas de la carreta, salió con aquello como sacado del sombrero de un mago, que se le necesitaba para ayudar en las conversaciones de paz.
¿Qué, cuál paz? ¿Será acaso la paz de los sepulcros? Solo en esa, Felipe, el fósil y el mismo con una buena cuenta de cadáveres a cuesta, puede servir de algo.
Mientras esto sucedía en Venezuela y se iba para Colombia, por el oeste, del lado este, por intermediación de la Exxon Mobil, el nuevo gobierno de Guyana, intentaba poner de nuevo en la palestra el decreto de Obama, diciendo que "Venezuela es un peligro".
Tantas coincidencias, hablan de muertes y muertos, en los macabros planes de las Juana y los Felipe, las locas y los muertos insepultos.