Espantapájaros

Era común ver en esas viejas películas norteamericanas cuando las locaciones se hacían a nivel de campo, de sembradíos, esas figuras grotescas, a las cuales les colocaban una ropa vieja y holgada para que el viento los moviera. Igual los agricultores, en su afán de salvaguardar la siembra les colocaban un viejo sombrerito en la cabeza. Se llamaban espantapájaros y la idea era que les causaran miedo a las aves que llegaban a comerse la siembra. Pero con el tiempo los pobres muñecos se fueron haciendo tan estúpidos, que las aves en vez de asustarse con ellos se les subían sobre el sombrero o sobre los brazos y desde allí lanzaban sus trinos y sus cantos después de haberse saboreado parte de la siembra.

Me imagino la frustración de los que sembraban y la inutilidad de los espantapájaros que fueron pasando a la historia sin pena ni gloria ¿quién se le va a ocurrir usar un pelele de estos en estos momentos pretendiendo que les sirva para espantar pájaros? Eso está demodé, desfasado, no funciona es chimbo. Igual sucede con los viejos payasos; sus chistes, sus mímicas, sus mohines se han tan repetitivos que los niños ni bolas les paran. Por el barrio había un borrachito en mis tiempos infantes que se ponía a bailar guaracha en el estacionamiento para quetchar la curda y la gente se divertía con él. Pero este borrachín no se actualizaba, no aprendía ritmos nuevos y la telaraña del tiempo le fue tomando todas las galerías de su cuerpo y de sus pobres neuronas desdobladas en caña blanca. Hoy es un anciano y aunque se ha conservado en alcohol, no da una nota bailable. Se ha entumecido, las viejas guarachas de la billos y Luis Alfonso Larraín no son entendidas por la nueva generación. Da pena verlo tratando de moverse al compás de Mitchel el Güenón, de los hermanos Primera y de otros modernos salseros. Es decir al borrachín le pasó lo que a los espantapájaros; no joden a nadie, se los tragó el túnel del tiempo y hoy en vez de causar gracia, lo que causan es lástima.

En estos días pasados el partido que gobierna en España, el de Rajoy y CIA, el del desempleo, los desahucios y la corrupción, envió a Venezuela, desde el circo en su madre patria, varios espantapájaros, los cuales allá son llamados DIPUTADOS. Anteriormente enviaron a uno que se hace llamar el payaso X. Pero no hizo reír a nadie y se fue con un inmenso tacón plasmado en la parte de atrás de su pantaloncito que olía a caldo gallego y butifarra. Antes de irse, el payaso Señor X recibió un homenaje de algunos habitantes de La Candelaria en Caracas, quienes le otorgaron, al payaso Señor X, un certificado que lo nombraba miembro honorario de AD sección dinosaurio y firmado por su presidente Henry Ramos Noé, además tallado en una piedra que se encontró en el Arca después que lo desenterraron de los 47 días bajo aquel chaparrón donde no se sabe cómo carajo se mantuvieron tantos millones de animales encerrados en ese barco,¡nojoda!

Lo cierto del caso es que los payasos DIPUTADOS enviados desde España igual se fueron más ignorados que viejo sin dinero en una discoteca. Empero tanto el payaso Mister X como los ídem DIPUTADOS que nos envió España y que a hacernos reír, llegaron diciendo en España que ellos no les hicieron ninguna gracia a los venezolanos, porque aquí el mercado de payasos está sobresaturado, porque actúan muchos payasos diariamente, comenzando por uno al que llaman "ceja `e raspunsel", otro al que nombran "el hernia", " k Chuo", "bebeleche", " ojo puyúo" y otros. Ríe payaso, ríe….



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Angel V Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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