Los sentimientos que afloran en las personas de bien, como consecuencia del desmadre que hace mella en la oposición venezolana, lo que genera no es solo dolor, indignación, frustración, asombro, sino todos ellos, a los que se suma un asco insoportable cuando uno lee, ve o escucha las posiciones más absurdas, en declaraciones demostrativas de cómo y cuánto están alejados de principios que deben acompañar a cualquier verdadero venezolano, que por lo menos sienta que corre por sus venas un ápice de patriotismo.
Todo lo que dicen apunta a colocarse al lado de enemigos de carne, hueso y armas, asesinos que lo único que saben es matar y que a diario van dejando una estela de muerte y un abanico de delitos, que afectan en todos los sentidos la paz a la que tenemos derecho, quienes hemos nacido y vivimos, o hemos llegado por circunstancias de la vida, a formar parte de los seres humanos que poblamos la frontera venezolana.
Lo peor de todo es que lo que mueve a estos seres, quienes con su conducta reniegan de su nacionalidad, son intereses subalternos, jugando a la desestabilización por la vía de la contaminación del aparato económico, al que no han tenido escrúpulos de sumarle una violencia irracional, que como sabemos ha dejado saldos dolorosos a muchas familias, e ingentes pérdidas de bienes e infraestructuras, que presentan como trofeos de guerra.
No cabe duda de las prácticas deleznables que la oposición, toda ella, porque no hay a quien exceptuar, pues los que no se han sumado de manera activa, actuando en el campo de guerra, se han solidarizado, se han vinculado como financistas, han puesto sus medios al servicio del terrorismo, se han convertido en defensores a ultranza de los actores, mal utilizando los principios relacionados con los DDHH, y poniéndose al servicio de los sectores criminales exógenos, que forman parte de un éxodo, desde Colombia, de indeseables que para ser justos, cuando se constatan sus crímenes no queda otra alternativa que compararlos con el llamado estado islámico, que pareciera se está instalando acá, sobre todo en nuestras fronteras, en la búsqueda de minar de la manera más perversa la paz a que tenemos derecho los venezolanos.
Y esa oposición para la que ya en el diccionario cuesta encontrar epítetos que le cuadren a su maléfica conducta, no podía esperarse menos de ella, ha salido con sus voceros, con toda seguridad tarifados, no solo a oponerse a medidas absolutamente necesarias e impostergables, sino a lanzar improperios contra el Presidente y la Fuerza Armada, en una demostración de que es para lo único que sirven, sin pensar en el daño que soporta la enorme mayoría del pueblo que vive en la frontera el cual requiere protección, porque está a merced de mafias que han convertido las poblaciones fronterizas en territorios sin ley y en fuente de suministro de asesinos a sueldo, contrabando y demás plagas que cada día conspiran no solo contra la paz ciudadana, sino contra la capacidad de compra de los venezolanos, pues con sus prácticas han logrado un alza casi que diaria de todos los bienes y servicios que estamos obligados, por necesidad a consumir.-
Ahora bien, ¿Qué explicación puede tener una conducta tan alejada de principios de nacionalidad, de amor por la Patria?.... no se puede más que llegar a la conclusión de que son mercenarios que han sellado pactos perversos con el capitalismo norteamericano, que no se preocupa por ocultar sus planes de conquista, a través del derrocamiento del gobierno revolucionario que encima de demostrar que es la única alternativa para el logro de la mayor suma de felicidad para las grandes mayorías, ha llegado a ponerle fin a un estado de cosas que venía convirtiéndonos a pasos agigantados en estado colonial sin derecho al disfrute de los recursos y riquezas con que la Providencia nos dotó.
Aquí en el Táchira como sabemos, la plaga del paramilitarismo y todo lo que de él se desprende como es el contrabando, el narcotráfico, el sicariato, la distorsión del valor de nuestra moneda, el bachaqueo masivo, el lavado de dinero, la trata de personas etc. se ha convertido en el pan nuestro de cada día y son males terribles que marchan en paralelo con la posición de una oposición que ya tiene, prácticamente, como parte de su organización estratégica, en búsqueda del poder por cualquier vía, a estas organizaciones mafiosas, razón por la cual salen en su defensa, cuando el gobierno, en uso de sus atribuciones constitucionales, toma medidas extremas, porque son contra situaciones extremas, como es la declaratoria del estado de excepción y el cierre de la frontera, cuyos resultados no se han hecho esperar, en las pocas horas que lleva aplicándose, la detección de todo tipo de sitios que eran asiento de prácticas ilícitas que aparecieran inverosímiles, todas ella confirmatorias de lo que a través de la inteligencia popular y oficial se venía investigando y que al destaparse cual cloacas putrefactas son pruebas irrefutables de una realidad que tiene que ser atacada, extirpada y deslastrada de nuestra Patria.
Ah pero resulta que todo ello para la oposición rastrera que aquí tenemos, es un montaje del gobierno, los sitios y lo que en ellos se ha venido encontrando, casi que son templos para orar, esa gente en su mayoría indocumentada estaban allí produciendo felicidad para el país y no siendo caldo de cultivo para los delitos, pero además para acceder a los servicios de salud, educación, alimentación, trabajo etc., que en primer lugar deben estar garantizados para los venezolanos.
En fin es obligante decir que lo que se está haciendo es absolutamente positivo pues de otra manera el descoque oposicionista no llegaría a tanto, es decir ladran como perros rabiosos, porque estamos logrando resultados tangibles y no queda otra cosa que dejarlos que ladren, que se cocinen en su propia salsa cloacal cuyo chef bien sabemos, es el gobierno gringo, con un agente de mucho cuidado, de mente y prontuario criminal que ya ha anunciado venir a la línea fronteriza a encabezar las protestas contra medidas soberanas como las que están en plena ejecución.
Ojala y este sujeto se atreviera a trasponer la línea fronteriza, a fin de que, sirva su intromisión e injerencia para que se le enseñe cómo es que aquí las leyes nuestras se respetan, sea quien sea el delincuente que las infrinja.