La desgracia de la mud es que sus escoltas son gente humilde; policías, es verdad, pero humildes, y la clase llama, en el barrio se unen las aguas que vienen del Este con los vapores del Oeste, todos se mezcla en la pobreza.
Lo que ahora contamos ocurrió en Los Mangos de la Vega. Allí, unos antiguos amigos departían unas frías y unas cuantas anécdotas: Miky, Saturnino, Yonny, después se unió Carlos trayendo algunas golosinas. El grupo atrajo a un viejo compañero que ahora es escolta de un alto dirigente de la mud. Éste llamó aparte a Saturnino y le contó, asustado, lo que acababa de oír cuando llevaba en el carro a su jefe y a otro jerarca opositor. Escuchemos el relato tal cual lo oyó Saturnino:
"Estaban hablando en el asiento trasero del carro, uno comenzó quejándose:
- Los musiues éstos no aceptan dar dinero si no les aseguramos que el cadáver lo vamos a sacar de ahí y lo desaparecemos. Dicen que hay que borrar todo, de raíz, si dejamos ese santuario se puede convertir en un lugar de peregrinación y alrededor se van a reunir los que queden. Su destrucción será simbólica, como el derrumbamiento del Muro de Berlín. Piden que nos comprometamos con que al ganar las parlamentarias acabaremos con ese sitio y con el cadáver de Chávez.
El otro, contestó:
- Llámalos hoy mismo y cierra el trato, que manden la plata, total a nosotros nos favorece borrar a esta gente, ya el de Ramo está de acuerdo y el gobernador también.
Yo inmediatamente me activé, se trataba de Chávez, y no lo podía aceptar, por eso vine con ustedes. No conozco a más nadie".
Saturnino y Miky corrieron a traer la novedad. Nosotros no tenemos más vía para llegarles al gobierno y al pueblo que estos textos, y así lo hacemos, cumpliendo con nuestro deber.
Esta noticia le da otra cara a las elecciones. Ya no se trata de elegir a un diputado, ni siquiera de impedir que el gobierno pierda la mayoría, ahora se trata de decidir si este pueblo va a dejar solo al Comandante, si permitiremos que esta derecha externa profane lo más sagrado que aún nos queda: a Chávez, su recuerdo, su templo.
Imaginemos por un momento que estos zánganos tengan mayoría en la Asamblea y aprueben una ley eliminando el Cuartel de la Montaña y el traslado de Chávez a un lugar inaccesible para el pueblo. Con qué cara nosotros veremos a nuestros semejantes, qué clase de pueblo seríamos. ¿Nos quejaremos? Ya será tarde; lo que no supimos defender ya no será posible revertirlo.
La dirección nuestra debe tomar cartas en el asunto, dejar el coqueteo con la burguesía, retomar el rumbo al Socialismo, consolidarlo, esa es la única manera de defender a Chávez, de garantizar que el Cuartel de la Montaña dure tanto como las pirámides de Egipto.
¡CHÁVEZ VIVE EN EL SOCIALISMO!