El Espejo

6-D (por la noche)

1 A partir de hoy solo faltaran 55 días para la elección de los miembros de la Asamblea Nacional. Por ahora estamos en la etapa del proceso electoral que se cumple en un ambiente de tensión propio de la polarización. Sin embargo, el empeño de algunos sectores por radicalizar la situación, por descalificar al árbitro, el CNE, y en general a todas las instituciones, no encuentra receptividad en las mayorías nacionales. Es más, tengo la impresión de que la polarización ha cedido terreno. Se ubica en el activismo político. En las vanguardias. En segmentos de la población que arrastran una actitud recalcitrante inspirada por el odio. No sucede lo mismo en amplias franjas de la colectividad, en particular en el interior, que responden a otras motivaciones. Pero no hay que llamarse a engaño. La feroz campaña, dentro y fuera del país, con motivo de las parlamentarias, enciende las alertas sobre lo que pudiera suceder el 6-D. Hay gente apostando a que el proceso electoral se convierta en campo de batalla para profundizar la desestabilización. Que tenga un desarrollo caótico que garantice que el resultado final, es decir, el acto de votar, en vez de ser la culminación exitosa de un ejercicio de civismo, se convierta en cruento enfrentamiento entre venezolanos. A este desenlace apuestan grupos, partidos, excrecencias neofascistas que operan en el país y utilizan la vía electoral para proyectarse. También lo hacen en el exterior. Jamás ocurrió algo similar: partidos, organizaciones de derecha, medios, la Unión Europea, y, por supuesto, el gobierno de EEUU, que desde el día en que la revolución bolivariana accedió al poder utiliza cuanto recurso desestabilizador existe para derrotarla y acabar con su proyección en la región.

2 Estoy convencido de que los sectores comprometidos con la estrategia de utilizar el proceso para desestabilizar, que mantienen una doble actitud respecto a este, que por un lado acumulan fuerza para participar y por otro promueven una opción inconstitucional, se disponen a desconocer el resultado de diciembre. A esta apreciación hay que agregar que tales sectores ejercen influencia decisiva sobre los demócratas que siempre terminan claudicando en momentos críticos. Es esa la historia de episodios como el 11-A, el paro petrolero y el terrorismo de aquella dura etapa. Los demócratas de la oposición se inhibieron o, tácitamente, apoyaron aventuras. En las elecciones parlamentarias de 2005 hicieron otro tanto: eran partidarios de concurrir, pero pesó más la presión de los golpistas agazapados, por lo cual la oposición se quedó sin diputados. Para los que dudan, la más reciente manifestación de ese inexcusable error, consistente en ceder al chantaje, es lo que sucedió con la propuesta de "la salida" en febrero de 2014 que desembocó en la guarimba criminal. Pese a lo absurdo de esa política, basada en la violencia, que provocó muertes y destrucción de bienes públicos y privados, que creó angustia en la colectividad, los demócratas de la oposición fueron incapaces de condenar los hechos y establecer un claro deslinde con sus promotores.

3 ¿Qué va a pasar el 6 de diciembre por la noche cuando se cuenten los votos? No dudo que si el chavismo pierde, de inmediato reconocerá el resultado. Todos sus voceros lo afirman y, además, ya lo han hecho. Pero temo que el sector opositor que participa con una doble política en el proceso electoral, no lo haga. En su ADN está desconocer el veredicto de las urnas electorales. Ahora bien, ante este supuesto, ¿qué harán los opositores democráticos? ¿Repetirán su tradicional omisión? ¿Terminarán plegándose -como hasta ahora- a los aventureros? Ojalá que no. Ojalá hayan aprendido la lección y recapacitado sobre los errores en que han incurrido. Si así ocurre, y se respeta el resultado, cualquiera que este sea, la noche del 6-D, triunfará la democracia y la paz. De lo contrario, la reacción será cruenta. El país viviría la noche más oscura.

Laberinto

 

La sociedad Interamericana de Prensa, SIP, está muy activa. Acaba de reunirse en Charleston, EEUU, y su blanco obsesivo es Venezuela. ¿Por qué? Porque el organismo está comprometido a fondo con la conspiración contra el proceso electoral de diciembre. Por eso la vehemencia que le imprime a su actitud. La inmoralidad que acompaña a sus iniciativas y la ferocidad con que se expresan los mercenarios que paga. Pero el inmenso poder mediático de la SIP en la región se presenta como una víctima. Como si fuera una núbil doncella acechada por los sádicos gobiernos de Brasil, Argentina, Ecuador, Nicaragua, El Salvador, Bolivia y -por supuesto- Venezuela; es decir, los que representan el cambio social y político y la decisión de que el poder esté en manos de aquellos que el pueblo elige y no de los representantes de las oligarquías locales y los monopolios mediáticos. Este es el tema que hay que asumir y no dejar que la SIP engañe a la gente…

Por cierto, clarifica esta situación un libro que acabo de leer, que seguramente los miembros de la SIP desconocen o repudian porque les da en la madre. Su título, "Los Agustines. El Clan Edwards y la conspiración permanente" (Ediciones Ceibo, Chile), escrito por Nancy Guzmán, periodista y diplomada en historia. El libro trata sobre la familia Edwards, de la cual su último representante, Agustín Edwards Eastman (quinto Agustín de la estirpe), dueño del diario más influyente en Chile, El Mercurio, así como de múltiples empresas de medios, industriales, bancos, seguros y fundos. Agustín V potenció la riqueza familiar y su influencia a través de los medios que posee con la participación en el golpe de Pinochet contra el presidente Salvador Allende. El libro relata el papel de este dueño de medios, prototipo de lo que pasa en la región con estos personajes, que dictan normas sobre comportamiento democrático cuando son unos redomados golpistas. La familia Edwards -como tantas otras en la región dueñas de medios- ha marcado la historia social, política y económica de Chile convirtiéndose en un poder en las sombras. Agustín V fue determinante en el cruento golpe contra la Constitución. Negoció el apoyo con Nixon en Washington de manera vergonzosa y colaboró durante todo el tiempo que duró una dictadura que violó todos los derechos humanos y acabó con la libertad de expresión que cínicamente defiende la SIP. De ocurrir en Venezuela lo que sucedió en Chile hace 42 años, para lo cual trabaja la SIP, la situación sería igual o peor…

El secretario de Estado de los EEUU, John Kerry, acaba de sentenciar que "Venezuela es ejemplo de democracia imperfecta". Pregunto, ¿qué democracia es perfecta, Mr. Kerry? ¿La de su país que acumula las peores perversiones en materia social, política y económica y en el desconocimiento de derechos fundamentales? A otros con ese cuento…

Comenzaron los problemas de Francisco por su mensaje renovador de la Iglesia y del mundo. El cardenal de Madrid, Rouco Varela, y el cardenal Müller, cuestionan la apertura que el Papa plantea al Sínodo de Obispos sobre temas de la familia. Las agresiones a los profetas provienen, generalmente, de personajes próximos…

La provocación al defensor del pueblo, Tarek Williams, en México, montada por Interpol/EEUU y la corrupta policía de este país, es calculada. Su retención presagia acciones similares contra funcionarios venezolanos y del Psuv. El plan consiste en crear un clima de tensión que inhiba a viajar al exterior…

Una mano peluda en el entorno de Obama demora el beneplácito de Maximilian Arbeláez como embajador de Venezuela ante el Gobierno de EEUU. ¿Cuál es el rol de Kerry?

 



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José Vicente Rangel

Periodista, escritor, defensor de los derechos humanos

 jvrangelv@yahoo.es      @EspejoJVHOY

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