En "A la Deriva", Horacio Quiroga nos cuenta sobre un hombre que es objeto de una picada de culebra venenosa, en su desespero pide a su mujer Dorotea un trago de caña que en su boca apenas sí le sabe a agua, pues, los efectos del veneno sobre su pie ya inician su recorrido de muerte y dolor. Antes los dolores fulgurantes de la picadura y los relampagueantes vómitos que le causaba el veneno poderoso de la víbora y su implacable deseo de no morir, el hombre subió a su canoa y se dejó llevar por la corriente del grandioso Paraná que se dirigía entonces hacia la costa brasileña. Le costó atracar a la orilla para llamar con todas sus fuerzas a su compadre, más no pudo hacerse oír de éste. De nuevo, el río le recibió con su canoa arrastrándolo a la deriva, mientras su pierna ya ni la sentía. Todo su cuerpo se helaba frente al calor terrible de la selva templada suramericana. Muchos recuerdos surgieron en su mente, hasta su viejo patrón mister Dougald en presencia fugaz se le presentó allí en la canoa donde tendido, sentía todo su cuerpo que se adormecía velozmente, sus dedos de la mano se le estiraban como augurando lo peor, era un jueves. Y cesó de respirar.
Cuando Lorenzo Mendoza y su pana Ricardo Hausmann, hablaban entre las sombras de una simple llamada telefónica, jamás imaginaron que, días después los venezolanos y venezolanas de bien nos enteraríamos de sus maléficas intenciones contra la patria de Simón Bolívar y Hugo Chávez, contra el pueblo que se crece en las dificultades. Usurpaban funciones y obligaciones, Mendoza y Hausmann, que nuestra Constitución Bolivariana ha otorgado en exclusividad al Jefe del Estado venezolano, por eso compartimos la opinión del Presidente Nicolás Maduro de que ambos, deben ser procesados penalmente por la Fiscalía y que la Justicia determine la pena que deberán cumplir por el delito que ambos han cometido contra nuestra nación y su pueblo. Este pueblo, en febrero de 1989, le manifestó al FMI y sus paquetes económicos genocidas, con nuestros mártires y su sangre desparramada en las calles de nuestra patria, que no volverán a pisar nuestro suelo sagrado y así, lo hemos venido ratificando a los largo de dos décadas. Mendoza y Hausmann no cuentan, ni contarán con el aval de nuestro pueblo todo para negociar nuestra patria. Venezuela no está, ni estará nunca en venta.
Frente a la pretensión del nuevo líder del oposicionismo apátrida en nuestro territorio, el empresario Lorenzo Mendoza, de abrir los cauces para que se implemente en nuestro país un paquete de medidas económicas por parte del FMI, que significaría entre otros males: desempleo y tercerización, congelación y restricción de las pensiones y del número de pensionados, ajuste de todos los costos de los servicios básicos: luz, agua, gas, internet, electricidad; asimismo, liberación de precios y liberación cambiaria, ajuste del precio de la gasolina y de los precios del servicio de transporte, incluidos los metros de Caracas, Valencia y Maracaibo. En fin, liberalización de la economía y control de la misma, por parte del factor capital y del dios mercado. En contraposición a tamaña pretensión, el Presidente Nicolás Maduro, por estos días ha venido presentando su contra paquete Mendoza-Hausmann, el cual pudiéramos resumirlo en tres puntos: la vigencia plena del Estado de Derecho y de Justicia proclamado en la Constitución Bolivariana, en la protección del pueblo y el respeto a nuestra sagrada Soberanía. El contra paquete Maduro, se centró en resguardar el ingreso de los trabajadores y trabajadoras de la patria, sus pensionados y pensionadas, para ello el ajuste del 30 por ciento del Salario Mínimo Nacional y de la base de cálculo del beneficio de alimentación de los trabajadores y trabajadoras; el cual, por cierto, fue sumamente criticado por los sectores oposicionistas de la derecha y cierta izquierda, que ahora le acompaña en su visceral oposicionismo a las medidas que toma el Gobierno Revolucionario en resguardo del pueblo venezolano. Complementan ese ajuste al Salario Mínimo Nacional, la revisión de la Ley de Precios Justos para incrementar las penas y sanciones a los agentes dañinos, dedicados a la guerra económica en prejuicio del pueblo todo. Asimismo, el Presidente Maduro decidió eliminar esa potestad que le había otorgado el SUNDDE a la burguesía comercial-importadora de fijar los precios "justos" que tantas molestias han venido causando en nuestro pueblo. A partir de la puesta en vigencia de este conjunto de medidas el precio lo colocará el productor a quien se le reconocerá hasta un 30 por ciento de ganancia y, a partir de allí (distribución y comercialización) no podrá elevarse por encima del 60 por ciento de su costo de producción, tal como lo explica el vicepresidente Arreaza: "Un producto que tenga un precio de producción de 100 bolívares, no va a poder tener un precio superior de 160 bolívares, nadie lo va a poder vender más allá de ese monto. Ese precio va a estar marcado por el productor, por lo que ni el distribuidor, ni el comerciante tendrán manera de modificarlo al menos que vayan a hacer una rebaja, una oferta". Esta medida, corrige lo que fuera la pésima gestión del ex superintendente Andrés Eloy Méndez, quien entregó las potestades legales de ese importante organismo a la burguesía comercial-importadora en detrimento de nuestro pueblo. Como ente organizativo para encauzar esta nueva batalla en resguardo de los ingresos del pueblo venezolano y derrotar la inflación inducida por la burguesía comercial-importadora, se crea un Comando Nacional de Precios Justos, presidido por el Vicepresidente Ejecutivo, Jorge Arreaza e integrado además por los ministros de Alimentación, Carlos Osorio, de Industrias y Comercio, José David Cabello, el presidente de la SUNDDE, César Ferrer, el Comandante de la GNB y el de la Milicia Bolivariana. En la línea de unión cívico-militar se impulsarán la creación de los Comandos de Precios Justos, en los que el pueblo se desplegará como un ejército de paz para nuestra economía, liberando a nuestro pueblo de la subyugación de la burguesía comercial-importadora y su inflación inducida.
Este conjunto de medidas económicas reafirman el carácter progresista del Gobierno del Presidente Maduro, totalmente a la izquierda de las políticas neoliberales que caracterizan a los gobiernos de la derecha fascista internacional, regidos por el FMI en lo económico, y subordinados a la hegemonía imperialista de los EEUU mediante tratados de libre comercio como el recientemente suscrito en el mayor secretismo, conocido como Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), suscrito por cinco países de América, cinco de Asia y dos de Oceanía. Tratado que –recientemente- Wikileaks denunciara, por tratarse de un convenio que anula la soberanía de los países firmantes y las leyes locales, permitiéndole a los EEUU acceder al control del 40 por ciento de la economía mundial, como declarara el propio presidente Obama. El premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, lo definió como un paso en la dirección equivocada porque acentuaría la desigualdad.
Y mientras el Presidente Maduro contraataca al oposicionismo derechista, coaligado con cierta izquierda otrora devenida del chavismo, en lo económico y en lo penal, acudiendo a la Fiscalía en procura de sanción contra los delitos cometidos por el empresario Lorenzo Mendoza y su pana Hausmann, por los presuntos delitos de usurpación de funciones, traición a la patria y asociación para delinquir, estipulados en nuestro Código Penal. Nada de extrañar tendrá que, quienes le manifestaron su más amplio apoyo como la MUD, Fedecámaras y hasta el Toby Valderrama, de seguro, cuando Mendoza vaya a la deriva, le irán sacando el cuerpo y la soledad, se convertirá en el único aliado seguro con el que podrá contar el bachaquero mayor, el pran de las cervezas. Su aspiración de llegar a ser candidato presidencial o "el breve" segunda parte, será solo una aspiración no realizada. En Miraflores continuará mandando el pueblo.
Caracas, 22-10-2015
