"Peligrosos son los grandes hombres
de los que uno no se puede reír"
Giovanni Guareschi
Mi amigo José, sin largar la carcajada, siempre se ríe, cuando escucha hablar a Ramos Allup. Con la voz tan fina, como su cuerpo, cada momento confiesa, la gracia que le produce, cualquiera discurso de este veterano parlamentario, quien después de la instalación de la asamblea nacional, en la cual salió electo presidente, ha demostrado todas sus cualidades histriónicas, porque parece disfrutar al máximo, cada intervención en el parlamento. En días pasados se abrió una amena conversación, con 6 personas, entre ellos mi amigo, solamente se referían a las últimas actuaciones de este polémico diputado, con muchos años incrustado en la política; se mantuvo varios quinquenios en el antiguo congreso, y ahora fue a parar directamente al máximo ayuntamiento, montado en un "tren" sin frenos, impulsado por el descontento, producto de la grave situación económica del país.
Josecito, es tan delgado, como Henry Allup, pero con una situación económica, muy distante, como del cielo a la tierra. Mi amigo es una persona humilde, trabajadora, nacido en un barrio, acechado por todos los problemas de una sociedad capitalista. Todo lo contrario de este diputado; se pueden imaginar los privilegios de un señor, con toda una vida, ocupando altos cargos, desde la época, cuando AD mandaba a su antojo, y ahora estando en la oposición, ocupa la dirección del máximo organismo legislativo, como dicen los maracuchos ¡pa que vos veáis!
José, es chavista sin estar inscrito en ninguna organización, pero ahora, siempre está pendiente de cualquiera palabra de Allup; por eso no se apartó un instante del televisor, para ver su intervención el viernes 15, después de la presentación de la memoria y cuenta del Presidente Maduro. Cuando inició su alocución, empezó a oír gritos y ataques verbales de una barra, que no callaba un instante, recordándole varias verdades, pero todas las digería con una leve sonrisa, como diciendo: "Por los momentos no atiendo público de galería"; siguió su intervención, aunque la inquietud por saber si lo están escuchando no lo deja hablar con entusiasmo; paró un segundo para preguntar en un tono pausado ¿Señor Presidente, estoy en cadena nacional? Al escuchar la afirmación del mandatario, dejó escapar todo el egocentrismo guardado en su persona; parece preparado para apantallar, como si fuese un artista de cine, como ocurrió recientemente en los jardines de la asamblea, creyéndose amo y señor de la misma, dando órdenes con un gesto arrogante, mandando a sacar las figuras representativas del Comandante Chávez, y el libertador Simón Bolívar.
Desde ese mismo momento se alborotaron las llamadas redes sociales, alentadas por algunos eufóricos militantes de la MUD, después del abrumador y sorpresivo triunfo del 6 de diciembre. Muchos creían, que esos desplantes insolentes, iban a ser aplaudidos por la inmensa mayoría de los venezolanos, dada la alta votación, más la preocupante situación; pero no ha sido así; todo lo contrario, se encendió el patriotismo, reclamando respeto, en momentos cuando es indispensable la cordura, para seguir transitando por el camino de la paz.
A pesar de todo esto, mi amigo José, sigue repitiendo en cada conversación ¡Ese señor, me hace reír! Parece verdad su afirmación, porque en una tertulia, lo escuché decir con su fina sonrisa: "Cuando Ramos Allup, está hablando, siempre estoy rogando, que no se vaya la electricidad, porque voy a sufrir, como sufren los fanáticos de un Caracas-Magallanes, cuando de pronto se apaga el aparato"
El señor Henry, nació para eso; quienes conocen sus raíces, afirman que desde los 12 años, ha estado muy cerca de AD; al cumplir la mayoría de edad se inscribió y hasta los momentos se encuentra saboreando las mieles de su "profesión"; pero además, debe tener algo de astuto, porque todavía no he escuchado ¡nada! absolutamente nada, de haber estado preso en más de medio siglo de actuación. Lo cierto del caso, es que habla sin acordarse de su pasado adeco, provocando risas en mi amigo José.