Todavía conservo en la memoria, aquella tarde efervescente en los predios del Parque Central en los días de 1998, cuando en una asamblea nacional multitudinaria, la vieja y nueva militancia izquierdista del MAS, en un rencuentro con el viejo sueño comunista, se enfrentaba al líder histórico y creador de la criatura, quien ante la impotencia de frenar el apoyo a la candidatura de Chávez, espetó con poses que lo caracterizan: “Está bien apoyen a Chávez, pero yo los espero en la bajadita”, y no hubo otra, el movimiento contestario e irreverente que él había formado dio un giro a la izquierda y terminó apoyando al comandante.
De aquel episodio hasta los sesenta segundos que le bastaron para anunciar su candidatura, ha corrido mucha agua bajo el puente, y de la Venezuela del 98 políticamente queda muy poco; ¿lo habrá cotejado el catire y sus asesores?, veamos lo que se le viene encima al candidato de la “otra izquierda”.
Es indudable que cualquier candidato, y ahora en particular Teodoro, tiene que ir más allá de la predica y postura que las asumidas por el actual presidente, y esto no es cualquier cosa, porque ésta campaña electoral, tampoco es cualquier campaña, el fragor de la misma estará enmarcada dentro de los siguientes parámetros:
En primer término, para las fuerzas del chavismo, la reelección de Chávez asume carácter estratégico en el contexto histórico político actual, lo que supone que las fuerzas del cambio se están jugando a rosa linda, se trata de una elección donde está en juego la continuidad del proceso de cambio y donde la contradicción principal se expresa en la defensa del Estado Nación y la Soberania Popular, y en esto, todas las encuestas, incluso las que manejan los asesores de Petkoff, reflejan la decisión mayoritaria de los venezolano, de no regresar al pasado, y donde por supuesto, éste candidato tiene muy poco que ofrecer; sobre todo, si su gritos de guerra siguen siendo: “estamos mal pero vamos bien” o “como vaya viniendo vamos viendo”. En sentido contrario, si éste candidato lanza un discurso más radical que Chávez, en eso de la lucha contra el imperio y todo el poder a los pobres, tal postura política a sus aliados no le gustaría, y a los pobres le generaría dudas ésta sinuosa conducta “revolucionaria”.
Otro aspecto que consideramos oportuno analizar, es su relación con el resto de la oposición y el resto de los candidatos que presentan perfiles distintos y distantes al propio Teodoro, con alternativas aferradas al viejo orden, y en medio de un rabioso odio antichavista. Este terreno pantanoso y movedizo por el cual debe transitar el catire del batey, previo a su coronación como candidato único de la oposición, si es que lo logra, lo mantendrá por mucho tiempo ocupado y preocupado; al respecto, la propia Corina Machado le está montando la olla de unas primarias “pulcras y transparente”, de las cuales no le bastaran sus bravuconerías y sus discursos de ¡no me las calo y punto!. Y ese es el punto, Petkoff es doblemente precandidato, con una oposición dividida debe saltar no el charquito de su precandidatura, sino, los pantanos de las candidaturas de Smith, Borges, William Ojeda y diez candidato más, por ahora.
Por último, en su transito hacia la candidatura oficial de la oposición, al ex ministro del último gobierno de la cuarta república, le tocará batallar contra su propio pasado histórico. Mientras en América Latina, los pueblos empujan liderazgos y gobiernos radicales de izquierda, Teodoro gritará a todo pulmón su arrepentimiento y vergüenza por su pasado guerrillero, si el pueblo chavista delira con las canciones de Ali Primera, a este líder de la izquierda no borbónica, le chillaran los oídos, y cuando en las tarimas de la otra campaña truenen con alegría las consignas de ¡Yankee ho home!, Teodoro hablará como un corderito para ver si algún día el imperio le otorga su visa,
Así las cosas, de aquella tumultuaria asamblea de masistas gritando a rabiar ¡Chávez amigo el MAS está contigo! , han pasado siete años y los sesenta segundo del anuncio de su candidatura, y en eso el tiempo si le dio la razón a Teodoro, hoy se encuentra en la bajadita con las que nos amenazó aquella tarde en el Parque Central, solo que le toca ahora subir la cuesta no de los sesenta segundo cuando anuncio su candidatura, sino, la de los sesenta puntos que en la peor de las encuesta le lleva encima, el camarada candidato de la otra izquierda.