La naturaleza se equivocó con ciertos hombres. Por ejemplo desde la horripilante, sádica y monstruosa CUARTA REPÚBLICA, hemos venido escuchando de ese hombrecito, o cuarto de pollo, llamado Antonio Ledezma. Escuálido hoy, ayer ADECO, Ledezma, aunque es graduado en no sé que cosa, se parece mucho a aquellos amigos de la infancia que siempre dijeron "Yo no voy a estudiar un carajo" y hoy andan por ahí lamentándose de la situación. Ledezma no es ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario, parafraseando al ANIMAL AQUEL LLAMADO CARLOS ANDRÉS PÉREZ, QUE FUE SU maestro. Le enseñó todas las marramuncias habidas y por haber, los malos hábitos y los gustos complacientes de las barraganas adúlteras. ¿Se acuerdan de Blanca Ibáñez y Cecilia? Los escuálidos presidentes de AD eran hijos legítimos de los Césares romanos, por aquello de las orgías y "las carajitas desnuditas acompañaditos con los efebos de la jai". Ledezma no ha aprendido nada de política. Es lo que se llama un bruto al cuadrado en ese terreno. Pero es experto en gritar, alimentar odios y llorar. Sí, llorar.
Cada vez que ve una foto de Chávez, se pone a derramar lágrimas. No se explica cual es la magia de Chávez para captar la simpatía de la gente, el amor del pueblo en su mayoría. Ledezma llora a rabiar. No acepta su alma de enanito Gulliver de cuchitril, que Chávez haya llegado a ser lo que es, sin haber pasado jamás por la escuelita Adeca de inmoralidades bello y demás juerga. La envidia le carcome la frente de sapo de esquina que posee. Lo de él no es otra cosa que envidia, frustración. Chávez le produce escozor en el duodeno. El 12 de abril se fue a todos los edificios de la alcaldía y les puso llave. Decía que "eso es mío, mío, mío", gritando como una mami, ¡fuera Chávez!". Bien ese mini hombre de pacotilla anda por ahí empeñado en recalentar las calles, junto a otros perversos como Álvarez Paz y CIA. Pero el enano siniestro Ledezma, que vive un mundo utópico, al parecer ignora que la voz no le sale de entre la boca. Es decir el pueblo ignorar sus lucubraciones, sus hormigueos orales. El pueblo no lo siente, no lo escucha, el pueblo no les pone atención a los necios, a los envidiosos.
Las cuerdas vocales del enano siniestro Ledezma no poseen fuerza suficiente para elevarse a los oídos del pueblo que IDOLATRA A CHÁVEZ, porque lo siente uno de él. Ledezma es un infeliz, un novio que se masturba en la soledad de sus recuerdos. NO VA A LLEGAR A NINGUNA PARTE CON SU MALA INTENSIÓN, porque el mismo pueblo ya lo puso en el sitio donde deben estar los COBARDES, el inodoro de un baño público. A Ledezma la envidia no le cabe en el cuerpito de minihombre. Intenta hacer jugarretas, desestabilizadoras, menea la mata, quema papeleras y guarimbea. Pero Ledezma al parecer no se ha dado cuenta que no estamos en la MACABRA, SÁDICA, E INMORAL CUARTA REPÚBLICA, cuando él se paseaba por la plaza Bolívar rodeado de una caterva de jalabolas profesionales que les reían las enaneces que les salían de su pobre cerebro chamuscado. Yo invito a Ledezma, Álvarez Paz, Borges, Allup, Pacheco, Granier, y demás escorias, a que anden por alguna parte de El Silencio, ya que según CALDERA EL DE PRIMERO JUSTICIA el pueblo está con ellos. Veamos como les va.
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