El hombre o la mujer pueden perderse hacia adentro o hacia afuera de sí mismos en caso de ni saber adónde están parados, de dónde vienen y hacia dónde ir; caso contrario, quienes tienen consciencia y, en consecuencia fortaleza de criterios, lo que debe ser.
No creas que las 11000 firmas de fallecidos, los 300 y pico de privados de libertad e inclusive algunos de ellos con identidades falsas también -doble play-, y muchas otras descaradas irregularidades vertidas en los documentos de petición de referendo revocatorio, responden a la simple intención de abultar indebidamente el número de firmas sino que constituyen una provocación deliberada para que el Estado proceda a ponerlos en su sitio, excusa para desencadenar una crisis de Estado que dé al trasto con todo y sobrevenga una matanza fratricida.
Y, una vez desatado el caos, entrarían aquí los cascos azules a buscar petróleo para sus amos.
Hay que darle un vistazo al pasado, relacionarlo con la revolución y mirar en gran perspectiva, prospectivamente.
Nuestro evidente talón de aquiles podría ser el recrearnos en lo duro de las dificultades actuales y en no discriminar sus causas verdaderas, por mucho esfuerzo que la revolución haga para solucionarlas; además de ello, en no privilegiar la posición que ocuparía cada quien en el futuro, esclavo de los gringos o libre y soberano; y en todo esto tiene que ver el fundamento ideológico, la ideología bolivariana es a la felicidad del pueblo lo que las cabillas son a las paredes; lo otro sería el monroísmo.
La MUD hace lo imposible para que el Estado le zampe una patada en el trasero y eso se llama, masoquismo; ese es su papel, ser masoquista, para eso le paga el gringo; no obstante, que recuerden el incidente de Tonkín, el del Maine, el de John Fitzgerald Kennedy y el de ellos mismos.
¡Pobrecitos, qué miserables son, apátridas!
O es Bolivar o es Monroe, ese es el quid de la cuestión.