Concluyo, después de mucho meditar, que la función de uno a cumplir por estos medios, no está destinada a captar gran número de lectores. Ocuparse de asuntos banales, que justamente por eso mismo llaman en exceso la atención, distraen, no contribuyen mucho a encontrarle causes adecuados al atolladero en el cual estamos. Más bien deberíamos insistir en desatar la más sana discusión entre las fuerzas y mentes que añoran un país soberano, nuestro y donde imperen paz, libertad, bienestar y justicia. Pese los nombres del primer título, procuramos en este trabajo, aun sin terminar que ha llegado a 6 partes, obviar lo personal y anecdótico. Porque ya dije, no intento atraer la atención sobre hechos sin importancia.
Por eso, sin sobrevalorar nuestra capacidad, ni soñar que pudiéramos ser el "centro del universo", creemos en la obligación de ayudar a contribuir a que el debate nacional, lo que incluye el diálogo necesario, entre quienes deban estar incluidos, lo que no significa excluir aprioris a aquellos que "detesto", tampoco meter a la fuerza a quienes no tienen cabida, procurando entender o interpretar cabalmente la realidad venezolana, ocupe todo los espacios posibles.
No intento reconstruir la vieja casa, no aquella de "Vuelta a la Semilla", de Alejo Carpentier, que "creció traída nuevamente a sus proporciones habituales, pudorosa y vestida", donde de nuevo "hubo más peces en la fuente. Y el murmullo del agua llamó begonias olvidadas".
Más bien diré como en volver, aquel viejo tango de Carlos Gardel:
-"Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
plateando mi sien".
Esta referencia significa analizar, envolver lo acontecido y acontece con la ventaja de las experiencias de la vida y la serenidad de quien mira, si no es cierto, desde los asientos de las gradas, si con la seguridad y equilibrio que da no perder nada particular y menos ventaja alguna en la partida. Tampoco de quien espera al final le otorguen un jugoso premio por los "servicios prestados", volver al pasado, intento absurdo, sino reconstruir, recoger, unir, pensando en el futuro.
Si queremos hacer una pintura o cuadro de la coyuntura actual y recoger todas las calamidades que la crisis derivada del gran conflicto de intereses ha ido acumulando, quedaría incompleto si no plasmamos lo que acontece y hasta abate a las fuerzas en pugna. Las dos grandes tendencias o bloques que parecen alentar la confrontación, gobierno y oposición, acogen en su seno también serias divergencias. Es verdad que una y otra tratan de ocultarlas, disimularlas entre canjes y encajes, largos pasillos y enredados vericuetos palaciegos, pero allí están y producen sus efectos. Tanto que, según las encuestas y el sentimiento y frustración que se expresa en la calle, no sólo son enormes sino que no favorecen sustancialmente a ninguna de las fuerzas en "pugna". Ponemos esta palabra entre comillas, porque si bien es verdad que formalmente gobierno y oposición, vemos parte de esta como expresión de grupos económicos poderosos y hasta extranjeros, parecen querer destruirse mutuamente, aunque a quien en lo inmediato destruyen, en el comer, vestir, apariencia misma y su futuro, a favor de aquellos, es al pueblo todo que soporta un nivel inflacionario, escasez hasta de medicinas, sin precedentes en la historia nacional. Convirtiendo al pueblo consumidor en quien más aporta en el presupuesto nacional a través de variadas formas tributarias y por ende lleva todo el peso de la crisis. Ese cuadro tendría que mostrar como la mayoría de los venezolanos no está del lado del gobierno u oposición, haciendo de ellos un conjunto. Eso lo dicen las encuestas y es lo que el murmullo arruma a los oídos y llega al taller del pintor.
Si es cierto que el gobierno muestra mayor capacidad de convocatoria, por algo es gobierno. La movilización generada por el "carnet de la patria", cosa que no acabo de entender, ni hallo buenas razones para su existencia, salvo sugerir desagradables experiencias pasadas, es una pertinente muestra de la anterior afirmación. Cada día que se lo propone realiza grandes concentraciones. Pero eso no quiere decir que en el seno del mismo y las fuerzas que lo apoyan o han apoyado hasta ahora haya cabal entendimiento, coherencia y vigor necesarios para las luchas por venir. Allí hay controversias y hasta pugnas, las que analizaremos luego, que se expresan y otras sordas y hasta simuladas, quizás las que pudieran acumular mayor capacidad de detonación, que por ahora parecen estar a la pura expectativa. Lo que es más grave, detrás del abundante discurso oficial, no se halla nada que a mediano plazo haga crecer la fe y la esperanza. Pero también es verdad que cada día aumenta el descontento entre las multitudes que han apoyado al chavismo, de lo que se dio una muestra contundente y convincente en las elecciones parlamentarias y de allí hasta aquí, no hay motivo para creer que de ese río, antes caudaloso por demás, las aguas estén de vuelta, por ahora.
La oposición no sólo parece dividida en tantas partes como grupos la componen; que la hacen ver como un archipiélago, sino que sus diferencias son muy notorias, hondas y capacidad de convocar cada día parece más debilitada. Los personajes que la lideran parecieran no reconocerse en mucho, en lo indispensable. De repente están más distantes que uno y ellos mismos imaginan.
Para Maryclen Steling, muy aguda observadora, hablando de la oposición dice, "Ellos tienen por delante un arduo camino que les puede fortalecer o desgastar como espacio político, ya que la gente debe sentir que el liderazgo de la opinión vaya con la realidad del país".
Para la gente opositora, que va más allá de los pequeños círculos de los también pequeños partidos contrarios al gobierno, resulta difícil de entender lo que hacen sus dirigentes, lo que la sume en frustración y descontento, tanto que miles a diario se mueven hacia el espacio del medio; habiendo opciones constitucionales, primero el revocatorio, solicitado a destiempo por privilegiar "salidas" que, para decirlo con palabras de la Steling, no van "con la realidad del país"; luego las municipales y regionales ya con "fecha en el calendario", han venido optando por otros medios ajenos a lo constitucional y para más señas sin tener los medios pertinentes para lograr esos propósitos. Perdiendo tiempo y credibilidad en aquellos disparates como la presunta nacionalidad colombiana de Maduro, su renuncia, como si eso no dependiese de él mismo sino de quienes se le oponen y por último lo del abandono de cargo, que aparte de no contar con asidero constitucional, es más que un disparate a pleno sol y en medio de la calle. Hicieron del deseo de Ramos Allup de llegar a Miraflores al más corto plazo, por su condición de Presidente de la Asamblea Nacional, un programa político, una estrategia sin fundamento ni base. Como han hecho, de los deseos de algunos grupos influidos por prácticas que tuvieron éxito en el reciente pasado europeo, pero ya están desgastadas y porque guerra avisada no mata soldado, casi la determinante forma de lucha para hacerse del poder; lo que tiene necesariamente que corresponderse con lo previsto constitucionalmente a menos que quieran desatar una guerra civil en Venezuela, que el pueblo para nada quiere pero si entra en la estrategia de fuerzas e intereses externos. No haber creado hasta ahora una fuerza vigorosa, unida, una política clara y coherente, un discurso que hable de lo por hacer en el campo económico, que vaya más allá del simplismo de "Maduro vete ya", sobre todo que se distancie de las prácticas violentas, ha debilitado a la oposición y provocado que también sus aguas busquen otro cauce o derrotero y se vuelvan tributarias de las del medio que ya forman un lago inmenso. No otra cosa quiso decir Maryclen Steling en el texto suyo antes citado. Pero cabría preguntarse a esta altura ¿Es posible que en ese amplio abanico que hoy forma la MUD hayan reales posibilidades para un acuerdo duradero y coherente aunque sea a mediano plazo?
Quiero, antes de terminar esta parte, hacerme otras preguntas:
¿Cuánto de odio, inconformidad personal, insatisfacción habrá en la posición de mucha gente? ¿Cuántos han estado, de un lado u otro por sentimientos banales, como no aceptar que alguien o algunos jefaturen en un momento dado o comprender haber llegado a destiempo y sin la mejor y más abundantemente compañía? ¿Por qué ese tanto sobreestimarse y creerse el Mesías o el imprescindible? ¿Por qué tanto sectarismo que lleva a excluir a todo aquel que no forme parte de aquel grupo juvenil, cofradía de antaño o no jure "lealtad" a todo trance, lo que pudiera parecerse más bien al servilismo? ¿Por qué tantas divergencias en un frente opositor que ni siquiera desgrana un programa de gobierno y cada quien por su lado desarrolla la forma de lucha que bien le venga en gana? ¿Cómo estar en un frente donde corremos el riesgo que cualquiera de los grupos que domine pondría en práctica políticas que toda la vida adversé? ¿No será que hay muchos que están dónde no deben, bien en oposición o gobierno? ¿Por qué no repensar la coyuntura, la crisis, las aspiraciones clasistas de las fuerzas y tomar la posición que más conviene al interés nacional aunque tengamos motivos para estar insatisfechos? ¿Es cierto que solo esos bloques existen? ¿No hay posibilidades para nuevas imbricaciones, acuerdos entre fuerzas revolucionarias, lo que incluye al gobierno, tomando en cuenta la existencia del chavismo como una fuerza respetable que incluso se halla entre aguas inmensas, extendidas donde nadan las N-NI?
Dejemos esto, por ahora, hasta aquí; volveremos porque es el centro de nuestra preocupación y reflexiones del momento y el asunto es largo.