¿Fuera los viejos de la política?

La oposición ha dado un paso adelante, después de haber dado tantos para atrás, y tomó la decisión. En un acto que pareciera ser el único sensato que han realizado en los últimos tiempos, anunciaron que el candidato de este sector sería Manuel Rosales.

Esta era la decisión que parecía más lógica. Pero si era tan obvio, la pregunta es ¿por qué se tardaron tanto para aceptarlo?. La respuesta es que lo que la oposición dirimía no es quién sería el próximo presidente de la república, sino quién será el líder de este sector para los años por venir.

Como tienen profunda conciencia, porque también saben leer encuestas, de que fuera quien fuera el candidato de todas maneras Chávez será el triunfador de las presidenciales de Diciembre, tenían que esperar que el Consejo Nacional Electoral decidiera si aceptaban que, una vez que Rosales resultara derrotado, pudiera volver a la Gobernación del Zulia. En otras palabras, la cosa no era como para perder el chivo y el mecate.

ACCIÓN DEMOCRÁTICA: COMO LA GUALLABERA

Hace apenas dos días escuchamos a Henry Ramos Allup indicando, a nombre de su partido, que la opción era la abstención, que no se podía ir a votar con las condiciones que ha puesto el CNE, las cuales no garantizan transparencia. El mismo discurso que le dio buenos resultados en Diciembre de 2005, sólo que, en esta oportunidad, la cosa parece que no le salió tan bien.

El primer problema que se le presentó a la tolda blanca es que uno de sus más vigorosos pichones, Alfonso Marquina, se declaró en rebelión, vociferando ante los medios de comunicación que Ramos Allup no hablaba por todo el partido y que en AD sí existe un sector de militantes que quiere ir a las elecciones y votar. Esta posición, posteriormente, fue avalada por otros dirigentes de esa organización.

Ahora, con esta decisión que ha tomado la mayoría de la oposición, Acción Democrática pierde el liderazgo que había ganado en diciembre pasado y se ha quedado por fuera del acuerdo. Incluso, si la cosa se complica mucho, podría haber una nueva división de lo que queda de AD, puesto que los sectores liderados por Marquina y otros podrían unirse al acuerdo unitario opositor, y dejar a Henry Ramos con unos pocos secretarios seccionales.

CRISIS GENERACIONAL

Otro dato interesante, cuando uno ve la foto política que se dibuja en la actualidad del país, es que la totalidad de los que se perfilan como líderes de un sector u otro son gente bastante joven, en lo que a política se refiere.

Por un lado tenemos a Hugo Chávez, quien gana la Presidencia de la República con poco más de 44 años, es decir, super joven para desempeñar un cargo de tanta responsabilidad. Chávez comienza a darle liderazgo a la izquierda y los sectores progresistas de Venezuela, que hasta el momento habían estado dirigidos por gente de la tercera edad. Renueva el discurso, le imprime vigor y conquista la silla de Miraflores.

Por el otro lado, mientras la izquierda se renovaba, de la mano de Chávez, Caldera se bebía un cóctel hecho con las cenizas de COPEI y Acción Democrática retozaba en el mismo error, lanzando a un anciano como Luis Alfaro Ucero. Los Saturnos de los partidos tradicionales de Venezuela se comían uno por uno a sus hijos, destrozaban la posibilidad de cualquier liderazgo emergente y perdían la oportunidad de entrar al nuevo siglo con figuras frescas.

La izquierda tomó la delantera y sacó una ventaja que, a este momento, se presenta gigantesca.

Sólo hasta ahora, con la consolidación de figuras como Rosales y Borges, el primero representando a los sectores social demócratas (no olvidemos que viene de AD) y el segundo reviviendo al social cristianismo (recordemos su vinculación con los antiguos liderazgos copeyanos), es que pareciera que los grupos conservadores y de derecha han cedido el espacio que por lógica le pertenecía a las nuevas generaciones. Incluso en el caso de Marquina, cuando desafía a Ramos Allup, está exigiéndole, en otras palabras, que ceda el espacio.

LA GENERACIÓN DESTROZADA

La generación política que justo precedió a la que en estos momentos asume el control oposicionista, fue una generación que padeció los embates del egoísmo y la vanidad de aquellos que se esforzaron por construir partidos, pero que también se empeñaron en destrozarlos.

Por sólo nombrar a dos figuras emblemáticas, recordemos los tristes casos de Eduardo Fernández y Claudio Fermín. Sus respectivas organizaciones políticas invirtieron años en formarlos y prepararlos como líderes. Cualquiera de los dos podría, si hubieran recibido el respaldo necesario y el soporte político partidista que merecían, haber sido presidentes. Sin embargo, después de tantos años de preparación y formación, aquellos que fueron sus mentores, les cerraron las puertas. La última lección que les impartieron sus maestros es que, en política, no hay amigos ni hijos putativos, y que si los hubiere, siempre la vanidad y las aspiraciones personales del poder pueden estar por encima de las relaciones filiales o sentimentales.

¿QUIÉN PIERDE Y QUIÉN GANA?

Hay quien dice que Borges perdió la apuesta de su candidatura. Que a pesar de que tiene como un año tratando de posicionar su nombre para ser el abanderado opositor, la visión estrábica de su partido le hizo perder posibilidades.

Muchos no comprendieron aquello de que Primero Justicia se retiraba de las elecciones parlamentarias de Diciembre, pero que mantenía la postulación de Julio Borges como candidato a la presidencia. ¿Cómo es eso de que el sistema electoral no sirve para elegir diputados, pero sí sirve para elegir a un presidente?

Esta incoherencia de Diciembre, que se forjó por las presiones abstencionistas de Acción Democrática, pudieron haber hecho que Primero Justicia perdiera la oportunidad de colocar a su figura principal en el ruedo presidenciable. Siguiendo al pasado, perdieron el futuro.

Por otro lado, dicen que Borges podría estar tranquilo, lanzando la candidatura de Rosales en este momento, y presentándose él como el salvador de la unidad opositora, como el hombre altruista que es capaz de renunciar a sus aspiraciones a favor del colectivo, teniendo conciencia clara de que Rosales perderá evidentemente ante Chávez, y esperando pacientemente a las elecciones de 2012, cuando él reclamaría entonces que ahora le corresponde el turno y cobraría el favor, en un escenario seguramente mucho más favorable para él. En todo caso, tiene juventud suficiente para esperar.

La otra es que habría que ver hasta qué punto Rosales se prefigura como líder opositor, o si por el contrario, en esta campaña derrite su imagen frente al coloso de Chávez, desgastándose en una carrera cuya meta le es inalcanzable.

Incluso, si después de todo este esfuerzo unitario, Rosales cediera ante las presiones mediáticas y de ciertos sectores, y retirara su candidatura faltando unos días para las elecciones, o si, luego de un triunfo de Chávez, no asume una posición democrática y acepta con gallardía la derrota, como corresponde, habría que ver cómo le cobraría la historia y el electorado estas posiciones.

Porque no hay nada peor que un joven, que mantenga los vicios y malas costumbres de los viejos.

mphelnacional@yahoo.com



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Mary Pili Hernández

Ex-ministra de la Juventud, ex-viceministra de Relaciones Exteriores para América del Norte, y ex-concejal por el Municipio Libertador. Cristiana, Periodista, Socialista, Bolivariana, Antiimperialista y Chavista.

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