"Siempre la mala paz,
es mejor que la mejor guerra."
Cicerón
Una señora, quien mantiene una postura "enfermiza" en contra del gobierno de Nicolás Maduro, se encontraba viendo el celular, sumergida en una de las redes sociales, muy inquieta al lado de una mujer, muy sencilla, y en completo silencio, parecían que se conocían. No podía ocultar la desesperación en medio de un sol radiante, y picante, propio de un verano muy atípico. La acompañante, se mantenía sin hablar, totalmente callada, mientras seguía desesperada manipulando el teléfono. Pasaron unos minutos, cuando se escucharon dos preguntas con la voz muy tímida, de la callada mujer, buscando romper el "alejamiento" de la otra: ¿Para dónde va? ¿Está esperando el transporte? La respuesta se la dio rápido con un tono muy agresivo sin levantar la cara: ¡Voy a luchar por Venezuela! ¡Voy a marchar para sacar a Nicolás Maduro!
Las respuestas dejaron sorprendida a la tranquila mujer, quien no esperaba nada parecido, para seguir en un profundo silencio, viendo alejarse a la ofuscada opositora para montarse en una unidad del transporte público (uno de los nuevos rojitos). Al poco rato, después de pasar el desagradable momento se le escuchó decir en un tono muy pausado, como arrepentida por haber hablado: "Yo, también voy para la marcha, pero me voy a devolver, porque esa lleva el diablo metido, y me puedo conseguir, lo que no se me ha perdido"
Sin embargo, la marcha la realizaron el sábado 22, en completa paz, y tranquilidad, como debe ser; ha sido la única, donde ha prevalecido el sentido común; el único día, en el cual la oposición ha dado muestras de civismo, sin nada por lamentar, cumpliendo con un objetivo trazado: entregar un documento a la iglesia católica, en las ciudades más importantes del país, pero, no todo fue pasividad y silencio; en muchos sitios. como en la capital de la República, marcharon con un sacerdote, más agresivo, que los mismos violentos de días anteriores –le faltó poco, botar la sotana, y ponerse a guarimbiar– en cada parada repetía el mismo discurso político, cargado de rabia contra el gobierno de Nicolás Maduro, tan parecido a las alharacas violentas de María Corina Machado, Freddy Guevara, Radonsky, y Richard Blanco, quien, sin ningún tapujo se declaró abiertamente terrorista.
Esa jornada de la oposición, sirvió para darnos una idea del grave daño de las redes sociales en la mente de un sector de la sociedad venezolana, siendo los más afectados, los que tienen mayor capacidad económica, aunado a la falta de madurez política, terminan convirtiendo la idea de sacar a NICOLÁS MADURO, en una obsesión. La explicación la conseguimos en una razón muy sencilla: no todo el mundo, tiene el dinero suficiente para adquirir un celular con las opciones para ingresar al "Twitter" el "WhatsApp" o el "Instagram", herramientas muy útiles para alborotar el avispero mental; por la otra parte, el ocio de muchas personas se va de manera muy tranquila, "dormidos" en el uso del celular, para despertar muchas veces atraídos por los mensajes repetitivos; por algo un amigo, cada momento dice a manera de chanza al ver personas "metidas" en el teléfono: "Desde que inventaron ese aparatico se acabaron los desocupados"
No solamente se acabaron los "desocupados", también ha contribuido acabar con la tranquilidad del país. Todas las convocatorias para las concentraciones guarimberas van acompañadas con un "aperitivo" muy especial: gráficas y videos con muertos y destrozos, para que se vayan preparados a seguir con el mismo patrón. Si esto no es así, por qué el 22 de abril, vivimos un día de paz, y al día siguiente amaneció relativamente en calma, para los días posteriores continuar con el vandalismo desatado.