Las consecuencias actuales de la crisis política venezolana tienen su epicentro en la promesa irresponsable que hiciera el diputado Henry Ramos Allup, y demás comitiva sicópata de la Mud, en diciembre de 2015, de sacar al Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela de Miraflores en seis meses. Eso le vendió a mucha gente una idea loca e irresponsable de logar objetivos supra-constitucionales, cuya gravedad se acentuó al juramentar a lo macho a tres diputados cuya legitimidad está cuestionada. Ese caos y esa soberbia se juntaron con la irresponsabilidad mayor de llamar a la violencia de calle y a la intervención extranjera, a la utilización chantajista de la OEA contra nuestro país, y al salto de toda norma legal, para tumbar por la fuerza, con cuantos muertos fuera posible, al gobierno que encabeza Nicolás Maduro. Lo mismo se intentó persistentemente contra Hugo Chávez Frías. Es un formato made in Cia.
Las universidades han estado ahí, en medio de ese fragor, cazando la oportunidad para sumarse al combo golpista. Los rectores de las principales instituciones públicas sufren de amnesia. Su analfabetismo crónico les hizo olvidar los desmadres de la gestión de Rafael Caldera, quien nos mantuvo sin cobrar un céntimo desde enero 1998 hasta mayo de 1998, acosados por el hambre, tanto como ahora. Olvidaron el pago con Vebonos 2001-2002-2003-2004-2005 de esa deuda de Caldera, reconocida por Chávez. Tampoco dicen que han recibido una millonada de parte del gobierno de Maduro para mantener al día los salarios y pago de prestaciones sociales, aún rechazando programas como Barrio Adentro, Barrio Tricolor, Misión Vivienda y el CLAP institucional para mejorar las condiciones de vida en las universidades; y se quejan de las carencias de recursos mientras ellos y ellas, rectores y rectoras, se dan vida de reyes. Todos sendos escualidones.
Los rectores universitarios viajan al exterior de vacaciones y son ricos. Sus hijos estudian fuera del país, no en esas casas de estudio que ellos regentan. Además, se gastan las mejores camionetas, con choferes y guardaespaldas, y tienen buenas casas y apartamentos. Pero a todos les hiede Diosdado Cabello por ser corrupto y dueño de toda Venezuela. Es lo que dicen, sin mirarse el rabo. Sin embargo, los rectores y rectoras poseen atractivas inversiones, aunque se las dan de santicos. No matan ni una mosca. Los pobrecitos nos hacen creer que viven de la cestaticket, igual que el "chusmerío chavista".
Los rectores y rectoras de las universidades venezolanas no pasan hambre. No son pobres. ¿Por qué? ¿Por ser "sabios" y por ser "doctores"? ¿Son "genios" por ser Rectores? ¿El doctorado les da licencia para llamar "animales" a los militares y los venezolanos más pobres y vulnerables? ¡No!
Son tan analfabetas como el mismo Presidente Obrero, si es que vamos a validar ese mensaje que anda en la red social atribuido a la Rectora de la UCV, profesora Cecilia García Arocha, del cual cito un fragmento: "Imponer una dictadura y de parte de un analfabeta conductor de autobuses, que no tiene ni siquiera un título ni reconocimiento como Técnico… es prácticamente imposible". Señora profesora, ¿cuántos títulos de técnico universitario, de licenciado o de doctorado tenía Carlos Andrés Pérez? Adecos rancios que pasarán a la historia como una vergüenza para la Humanidad.
Lo decente es que usted reconozca que odia al Presidente, que le molesta su gobierno, que no comparte su modelo político, pero descalificarlo por la supuesta ignorancia sólo deja entrever su muy pobre condición de persona, porque es el mismo desprecio que viví y sentí en esas universidades adecas tan rancias y podridas, tan corruptas y controladas por cogollos, primero como estudiante (cuatro años) y después como profesor durante 25 años. Si tanto presume usted de la sabiduría universitaria, ¿por qué no se ha desarrollado este país desde 1958, con la sapiencia de tan encumbradas celebridades académicas? Sus padres y abuelos adeco-copeyano lo gobernaron cuarenta años, y esos cerros de Caracas son el trofeo de sus logros de miseria y humillación social. Y esos no eran animales ni nada parecido, según su razonamiento.
Otro fragmento del texto atribuido a la Rectora Arocha, a modo de declaración, expresa lo siguiente: "El Chavismo es una Unión Cívico Militar de analfabetas y militares (que no son sino animales armados que no tienen idea de Doctrina Militar) Lacayos de la dictadura cubana, fruto de la diáspora de los intelectuales cubanos. Hermanos venezolanos estamos en guerra".
Si estas palabras vienen, en efecto, de un cerebro "pensante" y con "doctorado", de una rectora universitaria, me voy a vomitar. Es el mismo criterio xenofóbico y racista con el que ven como animales a los estudiantes pobres que ingresamos a las universidades, porque no tenemos el apellido del señor y la señora empresaria, del comerciante y el pudiente. El clasismo rancio y enfermizo con el que se pelotean las plazas para ingresar como docentes en esas instituciones, donde los méritos poco cuentan. Sólo valen sus padrinazgos.
Es la expresión viviente del adequismo sucio y podrido. Una vergüenza nacional. Los profesores adecos en lugar de enseñar conocimientos en los salones de clases se dedican a proliferar su antichavismo radical y a alimentar su odio en los alumnos, con la anuncia de las autoridades. Como profesor lo vi y lo viví, no me o contaron. Su desprecio hacia la UNEFA, UBV y UNEARTE es absoluto porque los alumnos renuncian a sus casas de estudio para venirse hacia estas instituciones socialistas. Por otra parte, esta señora profesora rectora de la UCV, si en verdad dijo eso, ya se olvidó de las masacres de Cantaura y Yumare, por decir lo mínimo; y de las torturas, desapariciones forzadas y muertes de sus combos de adecos y compeyanos entre 1969 y 1998.
Rectora, su analfabetismo da náusea. Si se trata de llamar lacayos a los militares venezolanos porque usted odia a Cuba, es bueno que también se vea la cola a ver si hay algo de lacayismo gringo por ahí. En todo caso, lo más sano es que no se arrime a la candela, porque en este complejo proceso los rabos de paja se queman. Sobre todo cuando se trata de ese analfabetismo crónico sustentado en odio y remordimientos, con poco raciocinio y muy poca inteligencia.
Si usted presume de intelectual por Rectora, o presume de rectora por intelectual, considero que a partir de sus declaraciones sale con las tablas en la cabeza. Con esos impulsos bestiales, presa de esas emociones tan primarias, se me parece más a ese esperpento de intelectual llamado NACHO (compositor de bodrios musicales que le hacen presumir de ser el Mozart venezolano, sólo porque le hala las pelotas a los pitiyanquis mayameros, y porque los intelectuales de la Mud lo plantaron frente a la Asamblea Nacional como un mono tití para que se mandara un discurso, pobrecito, tan lejos de su Mapire natal, de sus montes del sur de Anzoátegui, donde comió mango en bruto con la pies pelados sobre la tierra, pobre muchacho enfermo en odio también).
Como instrumentos de un golpe de estado mancomunado entre las élites pudientes del país y las fuerzas económicas todopoderosas del exterior, con EE.UU a la cabeza, tanto ustedes como rectores y rectoras adecas de las universidades públicas, como aquellos y estos artistas que se las dan de genios, sólo pueden anteponerle al país sus rostros de odios, de antinacionalistas y de enfermos, obviando las vías más legítimas para acceder al poder político que tanto les quita el sueño y les obnubila la razón; desconociendo los procesos electorales como vías de acceso a ese poder, convirtiéndose en anuentes payasos de circo de los combos de sicópatas que quieren poner a arder al país.
¿Críticas al gobierno? Si. ¿Cuestionamientos al ejercicio político y la gestión del Estado? Si. ¿Debates calientes? Si. Pero no ese malandraje mediático disfrazado de sabios, guarimberos con título académico que no trabajan, que no se superan, de ricos pudientes sin respeto a la vida ajena, a los derechos individuales ni a la propiedad privada. Los destructores de pueblos. Los locos sueltos de Venezuela. Y aún así tienen la desfachatez de llamarnos animales y analfabetas, aunque de lejos rebuznan.
De ustedes tango náuseas sicológicas, como bien dijo Jean Paul Sartre.