Luego de la puesta en "Libertad" del opositor Leopoldo López, creo que las manifestaciones de amplitud política y voluntad por preservar la paz de la nación por parte del gobierno nacional, el sistema judicial venezolano y muy en particular por el presidente Nicolás Maduro, copan la escena mediática nacional e internacional. Ya no es posible tapar el sol con un dedo.
La oposición nacional e internacional debería recapacitar, aun están a tiempo de hacerlo, en cuanto a sus planes para el 16-J. de incendiar a Venezuela por los cuatro costados, asesinar a miles de venezolanos y de esa manera propiciar la invasión yanqui, que traería más miles de muertos.
Como sucedió en Nicaragua, que desde 1982 hasta 1987, hubo más de 30 mil muertos; El Salvador, más de 100 mil muertos, entre 1979 y 1992.
Por mencionar solo do casos, de los innumerables crímenes políticos que pesan sobre los hombros y la conciencia de los halcones del pentágono en toda Latinoamérica y el mundo.
La oposición tiene el deber moral histórico y el deber patriótico impostergable de apelar a cualquier sentido común o de humanidad que pueda subyacer en sus conciencias y hasta en sus vísceras, de evitar un baño de sangre en Venezuela y su destrucción como nación libre y soberana.
"La liberación" de Leopoldo es una muestra palpable de que el dialogo es posible, que el entendimiento entre hermanos es un paso necesario. Que la quema de personas es un hecho abominable y bochornoso para la sociedad venezolana, para nuestro gentilicio y para nuestros nobles sentimientos de patria grande.
Claro, el país está en una encrucijada. Es determinante parar la violencia a tiempo. Aun con todo lo que ha ocurrido, sabemos que puede ser peor. Que la violencia puede entrar en un torbellino imparable como los casos de Irak, Libia y Siria, que son tres casos emblemáticos de países que tenían un presente y futuro formidable y que hoy son países en ruinas por mano e intereses del imperialismo yanqui.
Cualquier cosa que se haga por parar la violencia, es justa y necesaria.
Si se diera el caso, de parar la constituyente bajo condiciones establecidas y garantizadas, debe hacerse.
La oposición, se desliza sobre un supuesto negado de que ellos son mayoría en Venezuela. Si eso fuese así, entonces ¿Por qué el temor a la Constituyente? Qué para ellos es mejor llegar al poder por vías no constitucionales, mejor aún, la constituyente le ofrece un camino legal y supraconstitucional, por llamarlo de algún manera, que le permitirá tomar el poder político y del estado.
Ahora si nada hace que la oposición entre en razón, si su única propuesta es la violencia irracional y su única salida es la invasión yanqui, entonces tiene que prevalecer el estado. Y es el mismo estado quien tiene la responsabilidad y la obligación de garantizar la paz, la estabilidad política y social al pueblo de Venezuela, por los medios a que diera lugar. Incluso, la violencia proporcional y diferenciada.