Desde los tiempos en que fui director de auditorias del Estado, no se me había ocurrido demandar a funcionario público alguno; pero resulta que a raíz de la “novedosa” propuesta hecha por el gobernador y candidato Manuel Rosales, de regalarle un salario mínimo y hasta un millón a cada venezolano que esté desempleado, se me ha metido en la cabeza incoar la debida acción jurídica. En representación de mi vecino Tito y otro grupo de padres del barrio, quienes andan muy preocupados porque la mayoría de los muchachos han dejado el pelero y no se sabe si hasta los estudios, esperanzados en la manguangua del millón sin mover un deo, es que me he paseado por la iniciativa planteada.
El asunto no seria tan grave, si en fin de cuenta fuese pura paja electoral cuarta republicana; pero resulta que ya muchos de estos vecinos aparecieron corriendo cerro abajo allá en Catia. De igual manera en la costa oriental del lago cerca de una intendencia policial de Cabimas, le preguntamos a los que se estaban atreviendo a montarse en un autobús, con afiches y pancartas del que firmó con Carmona, ¿que para donde iban?, y la repuesta no se hizo esperar: ¡vamos a conocer a San Cristóbal!.
Así las cosas, y por el camino que vamos, Manuel ya está implementando la nueva “misión” social, porque pasajero que monta en esos autobuses, de inmediato le da un pedazo de la negra, más los viáticos de hotel y comida mientras dure la “gira”1 a la respectiva ciudad.
La curiosidad mata al gato, y sacando la cuenta, la duda y el sobre salto me embarga, ya que todo este enredo de mi negra me ha puesto en una gran encrucijada: le hago caso a Tito y demando a Manuel por provocar el éxodo masivo de maracuchos y zuliano a los límites de la mismísima trata de blanca, saco bien las cuentas con apoyos de auditores y determino el gasto que ya Rosales está ejecutando con esta negra tarjeta, o asumo que él es hombre de palabra, y que como gobernador ya está aplicando este programa y en consecuencia en vez de demandarlo le exigiré, que de inmediato se las de a todos los zulianos ,comenzando por mi que tengo más hijos que una mano e’ cambur; y no solo a los que le van a ser bulto en esas caminatas que se tira imitando a su padre putativo: Carlos Andrés Pérez.