La vida que queríamos y la ideología de la desilusión

El género novela de la desilusión, de la desesperanza, lo fallido y lo imposible lo escribe día a día la oposición venezolana. Pareciera que la oposición se le adelantó muy tempranamente a Pierre Ducrozet que en su primera novela traducida al español, presenta unos personajes que descubren que el tránsito por esta vida no era exactamente lo que querían. Uno de sus personajes llega a decir “… perdí la partida y desde entonces estoy cayendo, hasta he medido la distancia exacta entre arriba y abajo”. Tratare de presentar ese drama, en la forma como se fusilan una ideología de la desilusión para embaucar la juventud venezolana. Ya esa ideología, contraria a la mayor suma de felicidad posible, ha rendido frutos a los países capitalistas poderosos alineados con los EEUU, para derrocar gobiernos en América Latina y el Caribe.

En una emisora (especie de red escualidizada de extremo a extremo del país), los periodistas cuentan la desilusión, desde el amanecer. Otro día perdido en este país, dice el calvo y ojeroso periodista; un país donde el paludismo y el hambre diezman nuestros niños y espanta la juventud hacia otros destinos. Y por allí se va. No hay nada que sea agradable en nuestro país; según sus comentarios, pareciera una sociedad diseñada por el propio Satán, para mostrar lo que somos los humanos capaces de deshacer la vida que queremos, a pesar de la inmensa riqueza natural que disponemos. El periodista, con apenas un café en su inmenso buche, lee los peores titulares del Nacional y del Universal. Es casi habitual presentar un entrevistado que sabe tanto de esas fallas de la sociedad Chavista, que el periodista completa siempre: ¡qué cosa tan interesante has dicho, un joven en este país nunca podrá tener un Rolex, ya ni siquiera pueden comprarse un calzoncillo de marca! Y remata ¿qué tendría que hacer entonces para tener casa y carro?

Tuve la oportunidad de escuchar un programa en esa misma red de emisoras sobre los días finales del Che. El periodista entrevistó como personaje envidiable a un miembro de la CIA, de origen cubano que hablaba de su patria (Los Estados Unidos) y que tuvo entre otras misiones llevara Bolivia el mensaje de proteger la vida del Che para luego descalificarlo en vida frente al mundo, pero le resultó imposible, y tuvo que avalar la ejecución vil de alguien que estaba en andrajos. El periodista y el tipo de la CIA hablaban como pagados por el mismo patrón y coincidieron que es imposible creer que los jóvenes del mundo lleven puesta la franela con el rostro del revolucionario. ¿Qué pueden aprender del Che? Premeditadamente promueven el desencanto de los ideales revolucionarios y del ejemplo más conspicuo de la relación entre la teoría y la praxis política.

Y un anochecer no identificado, el famoso tristemente periodista de los runrunes presentó un programa sobre la Isla de Margarita, y prácticamente la deshojó hasta dejar su corazón expuesto a la crueldad de su lengua; allí nada sirve, todo está colapsado. El estúpido cree, en su demoníaca pérdida de sentido común, que la belleza casi celestial del estado Nueva Esparta es susceptible al desmoronamiento, solo porque profesa la novelesca de la desilusión. De manera que así está funcionando la emisión de mensajes a la juventud venezolana, lo mejor que resta es marcharse, claro propician el éxodo para continuar colocando la desesperanza como forma de lucha por el poder.

Y así, en la línea de esta emisora, muchos empresarios sufragan la caída de la revolución con dólares del Estado Fallido, que ellos tienen metido en su mente y en sus intestinos. Los inversores, entre otros la gente de Alimentos El Tunal (no sé si es una casualidad), pagan duro la publicidad que sufraga a otros que pueden sembrar mensajes de desesperanza con el dinero de su bonanza. Pareciera que nadie en el gobierno rastrea la inversión en contra información de las poderosas empresas que financian la desilusión con dólares de la renta petrolera.

Sobre este tema, he estado conversando con amigos y pareciera que se requiere con urgencia un contra ataque a la desesperanza; la vida que creemos se construye con ideales, con pasos progresivos hacia una espiritualidad que supera los egoísmos, y que en este país hay siempre un espacio para luchar por los invisibilizados. Además existe toda la inspiración para ser desde poetas fecundos hasta exploradores del espacio. Todo depende de una construcción que va más allá de tener como mérito poder adquirir adminículos de la avanzada capitalista consumista. Y un joven, antes que marcharse debe percatarse que ese mensaje que lo muda del país, es colocado intencionalmente y que si les funciona esta ideología de la desilusión, será para que nunca jamás regresen y vivan del encono contra los que seguimos construyendo otro mundo posible.

¡Cuándo se percaten del engaño… será tarde!



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Miguel Mora Alviárez

Profesor Titular Jubilado de la UNESR, Asesor Agrícola, ex-asesor de la UBV. Durante más de 15 años estuvo encargado de la Cátedra de Geopolítica Alimentaria, en la UNESR.

 mmora170@yahoo.com

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