"Nadie puede hacer que
un cangrejo camine derecho"
Aristófanes
En una venta de comida, escuché una expresión, propia del pueblo: "La oposición se está comportando, como unos verdaderos niños malcriados, y de paso, muchos de ellos se encuentran amargados" Esas palabras me causaron risas, y a la vez me acorde de una señora, el cual vi, pasar un mal rato en un centro comercial, cuando el hijo, se encontraba "revolcándose" en el piso, llorando, y lanzando patadas, porque no lo complacía en sus caprichos infantiles. Las palabras lanzadas por un auténtico jodedor, cuando trataba de saborear el escaso almuerzo, despertaron sonrisas en otros comensales, sin faltar las opiniones, defendiendo a los frustrados opositores. Lo cierto del caso, es que nada, los retrata en estos momentos, como ese dicho, tan certero por un obrero, cargado con la chispa criolla.
Todos sabemos el comportamiento de la oposición; actúan, como unos verdaderos niños malcriados; no entienden nada, y en muchos casos los complacen en sus peticiones, pero a la hora de asumir responsabilidades, presentan cualquier excusa para culpabilizar al gobierno de sus fracasos, productos de sus reiterados errores. No han dejado de achacarle al CNE las apabullantes derrotas, y cuando ganan, empiezan a inventar, como sucedió con el triunfo del 2015, al hacer mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, pero ese, no era su objetivo; lo demostró Ramos Allup, al anunciar la salida de Nicolás Maduro en menos de una año, equivocándose de manera infantil; luego lo ratificó Julio Borges, con la misma fanfarronada, para terminar totalmente frustrado, no quedándole otra, sino emprender un peregrinar, buscando donde mitigar las penas.
En muchas oportunidades he oído, que los actos de malcriadez de los niños, se pueden perdonar, pero también he visto y escucho, que, si no se aplica el castigo oportuno, los resultados posteriormente son difícil de erradicar, y esto parece estar sucediendo en nuestro país. Muchos de los responsables de los muertos, y heridos, destrozos contra la naturaleza, la propiedad privada, y bienes del estado, siguen con sus bravuconas desafiando al gobierno, en una abierta burla a las leyes venezolanas.
En estos momentos, esa misma oposición se encuentran en una verdadera encrucijada. No hallan qué decisión tomar, antes la proximidad de unas nuevas elecciones municipales. Algunos empiezan a recular con el argumento por demás trillado: no hay condiciones, a pesar de haber salido victoriosos–en algunas gobernaciones– con el mismo organismo encargado de los procesos electorales, pero la realidad, no la pueden esconder: se les hace cuesta arriba, salir a pedirle votos a un pueblo en medio de la grave situación económica, inducida por ellos mismos, y el trauma dejado por las tropelías callejeras.
Ahora se presentan, como las victimas del CNE, sin sopesar su comportamiento en los últimos años, cuando tomaron la decisión por demás descabellada de la violencia, como la alternativa de "asaltar" el poder. Por los vientos que soplan, por demás huracanados, se encuentran antes una disyuntiva histórica: dejan todas las "payasadas" propias de niños malcriados, y dan la cara antes los electores, de lo contrario seguirán soñando con encender las calles, lo que no va a permitir un pueblo amante de la paz.
Por los momentos, lo único que se puede notar en las filas de la oposición, es una "guerra" verbal, producto de la derrota apabullante del 15 de octubre; resultado electoral, totalmente contrario a lo que ellos esperaban, dado la grave situación económica, el cual aparentemente les favorece, y siguen utilizando, como un medio para tratar de echar por tierra un proyecto bolivariano muy golpeado, pero a su lado se ha levantado una verdadera muralla: la consciencia política del pueblo, reduciendo a una minúscula partícula, todos los intentos desestabilizadores, lo que debe llamar a la reflexión a los dirigentes opositores, para que dejen los arrebatos de niños engreidos, y se centren en hacer política de altura.
