Ya Rosales resolvió el rollo de su propuesta electoral. Allá en Guarico descubrió que lo más fácil de ser candidato y no tener un programa alternativo de gobierno, es deslizarse por el tobogán del yo. Por eso ante la pregunta de un reportero, de inmediato respondió: yo si voy a entregar toda la renta petrolera, yo si voy a resolver, yo si voy a sacar hasta el último turco, árabe, musiú o cuanto bicho barbudo se arrodille y no precisamente ante Bush.
Manuel sabe que tiene el tiempo contado, y que los saltos y brinquitos que anda dando será hasta que Chávez termine de darle el revolcón al diablo de mister danger; de allí que en Guarico se le fuera el yoyo, cuando anunció: “yo si voy a poner en marcha el ferrocarril del llano”. Así de descarado es piro piro, tuvo ocho años de alcalde y cuatro de gobernador sin mover un metro de la línea férrea del metro de Maracaibo y ahora nos anuncia el yo del ferrocarril.
Manuel camina y se marea, va a Barinas y no habla de la negra, porque en tierras de florentinos, negra se le ve la sombra y negra su propuesta también; pero sin embargo, allá también se atreve y demagógicamente le ofrece a los campesinos hasta la ultima palaá de tierra, después que los mate de hambre en su “futuro” gobierno.
A Rosales le dan yeyos, pero su equipo de seguridad ya anda anunciando las medidas de emergencias que su hipotético y requetenegado gobierno pondrá en marcha. Allá en Antimano a la militante de PODEMOS le rajó el casco, el mismo jefe de policía que en los tiempos de alcalde reprimía cualquier manifestación pacifica que se atreviera a reclamar algo. En estos menesteres a Rosales no se le enreda el yoyo, aquí si es un experto, por eso va a los barrios de la capital, provoca y golpea, ordena y da golpe, ya no de estado; pero si contra los habitantes que lo rechazan.
Manuel sube el cerro y le tiemblan las piernas, pero murmura pá dentro y recuerda los consejos de Eduardo Fernández: “candidato que suba y duerma en el cerro se empava”, por eso Manuel baja y se resbala en Catia, da la mano y se enmolleja en Antimano, promete un tren en San Juan de los Morros y en Barinas da lastima: habla, ofrece y asusta peor que el que le comió la asadura a su madre.
Manuel no espera y desespera. Ya Chávez llegó y en Carúpano duró más de tres horas en una tranca popular, del aeropuerto a la emisora de radio, de donde más claro no canta un gallo y les alertó: “si se les ocurre cantar fraude no conseguirán al Chávez permisivo del pasado”. Y será así, de allí que al señor Rosales, este humilde servidor desde ya le recomienda: evite que se le arme de nuevo un rollo, y en materia de encuesta, si es que todavía no lo han enseñado a contar, incorpórese a la misión Robinsón, que allí hay un plan y no precisamente de campaña, llamado yo si puedo, y así el 3 de diciembre podrá afirmar, ¡yo si puedo gobernar!.. pero de gobernador y por poquito tiempo.