Salto la normativa para dictar mejor pero si eso es pecado ya estoy confesado aunque sin victo.
Al hueso: durante 20 años a la redonda, una parte evidente y otra supuesta, la oposición antibolivariana y promonroísta no ha podido ni podrá consolidar un solo líder y ese detalle es muy curioso para un observador no tan desprevenido.
De todos los ensayos experimentados en su laboratorio y expuestos a la luz de las sombras, si así pudiese decirse, hay que reconocer al camarada Henrique Capril como el más exitoso puesto que la furibunda banda opositora apostó a él todo su poderío ya que al efecto puso toda su carne en el asador, lo designó varias veces consecutivas como su candidato presidencial pero, no obstante, éste se vino a menos y he ahí lo que ahora.
Misterio de las ciencias ocultas, lo que es competencia del Doctor Lupa. Asesorado por JJ Rendón la banda opositora dispuso la idea genial de apropiarse de la gorra tricolor que el Comandante Hugo Chávez había diseñado para nuestra campaña y a tal punto llegó la cosa que Capril no se quita esa gorra ni un segundo -ignoro si todavía él la usa en USA donde ahora convalece de las magulladuras de las batallas campales por el referido liderazgo que, por cierto, ahora ostenta un Henri sin que pero Falcón- pero lo cual reluce como una mala praxis, en vez de ser genuino, lo que es más sencillo y mejor por eficaz.
A la sazón, además, el señor Capril se declaró “conductor del autobús del progreso” quizá para sacarse la espinita de que Maduro es tremendo conductor pero de Yutong, y precisamente tal etérea aseveración de Capril parecía hacerle contrapeso al Yutong, cosa que también fracasó porque todo el mundo ve a esos bichos rojos cargando pueblo y, en cambio, del “autobús del progreso” nada que aparecía, apenas su imaginario conductor enardecido de odio llamando al pueblo a que cogiera arrecheras y saliese a quemar Yutong que pasara por esas calles y, para victoria de Capril y derrota del pueblo, fueron quemados varios autobuses rojos pero, ni con eso aparecía caído del cielo el tal “autobús del progreso”.
Para algunos sabuesos del “Club de los Pobres” -social y deportivo- de esta catacumbia en la que residimos tantos pataenelsuelo, ese bicharengo tal “autobús del progreso”, no ha aparecido porque tiene los cauchos espichaos, bota la segunda (velocidad) y probablemente tuvo el tubo de escape a reparar, razón por la cual a Capril le cayó la chapa de conductor de derrotas.
En cambio, Maduro anda esmachetao en tremendo yutong y ha dejado a Capril en el aparato.
Maduro concilia pero con Capril no y eventualmente eso pudiese ¡sacarle la piedra! a Capril!