"No podemos estar enojados mucho tiempo
con alguien que nos hace reír."
Jay Leno
Todo cambia, según una hermosa canción interpretada por la eterna cantora de los pueblos: Mercedes Sosa, y en verdad lo podemos comprobar en la evolución de la humanidad, y además en nuestro rostro, cuando nos acercamos al espejo, y vemos que el paso de los años, va dejando profundas huellas, el cual muchas veces se convierten en un aliciente para seguir disfrutando la vida.
Todas nuestras acciones, son examinadas, como si estuviéramos en un salón de clase, presentando un examen, y la calificación depende del jurado examinador, y solamente hay dos: el pueblo, y el grupo de los que quieren detener la rueda de la historia, y entre estos encontramos al señor Luis Almagro. Este personaje uruguayo, no sé por qué me hace recordar a uno de los integrantes de un trio muy famoso, el cuál en mi época de niño, era uno de mis pasatiempos favoritos "los tres chiflados". Cualquiera travesura de estos comediantes, servía para reír a mandíbula abierta, que casi nos unía la boca con las orejas. El tiempo pasa, y ahora son otros motivos para reír, y muchas veces para preocuparnos, pero nunca para llorar, porque los avatares de la vida, nos nos provee del antídoto para rechazar cualquier veneno, así venga presentado en el más sutil envoltorio, como hace el imperialismo, a través de sus títeres, como Luis Almagro.
Todas las declaraciones de este uruguayo, tienen un tinte de servilismo, pero no podemos apartar su toque de humorismo, aun, cuando no tenga ninguna cualidad para desempeñar tan noble actividad, tan saludable para el corazón, como el amor en todo ser vivo. En cada intervención nos demuestra parte de la ingenuidad de su personalidad, aun, cuando sus intereses tengan un fin determinado: mostrarse dócil frente al imperialismo, y enfrentar a cualquier pueblo que luche por su libertad, y soberanía, como lo está haciendo la patria de Bolívar. El cambio radical de la noche a la mañana, no es fruto de la casualidad, ni de los comentarios que despierta al hablar; es la forma, como se entrega en cuerpo, y alma en defensa de los intereses imperialistas, porque de lo contrario no estaría en la secretaría de la OEA, organismo manejado descaradamente por los gobiernos estadounidenses.
En su última intervención, cuestiona el proceso electoral del domingo, para hacerse presente antes su amo, causándome cierta sonrisa por la torpeza al pronunciarse, desde su confortable oficina a través de las redes sociales, por algo un pensador dijo: "El valor de un chiste, depende de quien lo escuche". Nada más cierto, porque eso de decir: "Las elecciones de ayer en Venezuela fueron un ejercicio sin las mínimas garantías para el pueblo, se celebraron con una falta generalizada de libertades públicas, con candidatos y partidos proscritos, y con autoridades electorales carentes de cualquier credibilidad" Esto no lo cree nadie, ni los mismos opositores, y muchos deben estar riéndose con la boca tapada para que no les escuchen el estruendo de su risotada.
Al final se va a convertir al lado de la ex fiscal Luisa Ortega Díaz, en un personaje que nos recuerda la canción de Tite Curet Alonso, "periódico de ayer" magistralmente interpretada por el fallecido cantante Héctor Lavoe.