Ha habido y hay centenares de empresas de maletín. Cuando el puntofijismo, se introdujo esa novedad en Venezuela. Proliferaban los dirigentes y militantes que tenían sus carpetas, dentro de sus maletines ejecutivos, entonces de moda, que llevaban a todas partes, con sus respectivos registros de empresas, con más activo que pasivo por supuesto, tanto que tenían allí gandolas, camiones y todo tipo de herramientas de mentira, para conseguir contratos que vendían al mejor postor. Hasta aquella izquierda "luminosa" que configuró el MAS cayó en aquella tentación. Por esto mismo escribimos hace tiempo atrás un artículo titulado "Militantes con carpetas y proyectos revolucionarios", que se puede leer siguiendo este enlace http://deeligiodamas.blogspot.com/2011/06/militantes-con-carpetas-y-proyectos.html.
Toda la vida, por lo menos desde que cayó Pérez Jiménez y los adecos convirtieron a Betancourt en falso "Padre de la democracia", han existido los partidos portátiles. Son esos de pocas personas, en veces sin gente en la casi totalidad del país, pero sí una lista grande, que pudiera llegar hasta cien y quizás más, de firmantes en supuesta adhesión que sólo eso hacen por complacer al amigo que le dijo "hazme el favor para inscribir el partido en el CNE", sobre todo cuando este organismo no llevaba, para decirlo a la manera coloquial, "buena cuenta" en esos menesteres. El firmante sólo llegaba hasta allí, darle su firma al amigo, que era como brindarle a solicitud del sediento un vaso de agua. Entonces, firmar por uno o tres partidos no era un delito y ni siquiera un asunto atentatorio contra la moral, sino todo lo contario, un gesto de amistad, comprensión y hasta amplitud.
Ahora parece que es distinto. En verdad no lo sé. Confieso mi ignorancia sobre esa materia. Pero escuché y leí una frase de Diosdado Cabello, según la cual, quien se inscribiese o firmase por "Somos Venezuela" para legalizar este partido en el CNE, en las pasadas elecciones presidenciales, quedaría automáticamente excluido del PSUV, no sé si porque la Ley no permite la doble militancia, lo que antes era un asunto puramente moral o era una decisión de este partido. Por cierto, sería bueno averiguar cómo anda eso, pues las cosas han cambiado. Ahora Diosdado anda promoviendo a "Somos Venezuela" y hasta pudo inscribirse en él, lo que pudiera ser, según su valoración inicial un motivo para expulsarlo del PSUV.
Lo cierto es que los partidos de maletín siguen existiendo y existen porque son un buen negocio. Por ejemplo, hay uno que nació hace años, quizás el más viejo de todos, llamado ORA. Lo formaron grupos de procedencia religiosa y en sus inicios tuvo estrechas relaciones con la derecha. En la era de Chávez, quizás por su esencia, y lo del perezjimenismo, esa de ser de maletín, optó por apoyar al comandante y todavía uno ve sus banderas dispersas y como muy comedidas, pero bien distribuidas en los distintos actos públicos del sector oficial. Si se revisan las frecuentes encuestas que procuran determinar cómo se reparte la militancia política en Venezuela se hallará persistentemente una cifra que anda ente el uno y uno punto cinco por ciento, que se refiere a "otros". Este espacio llamado "otros", corresponde a esa multitud de partido regionales y nacionales de maletín, como ese "Causa R" de Andrés Velásquez, que después de haber sido una pujante organización, aquella que se comportaba de acuerdo a las orientaciones de su creador Alfredo Maneiro, se convirtió en lo que ahora es, el de Velásquez y dos o tres acompañantes suyos. ¡Pero vean cómo ese maletín hace prodigios! Tanto que en varias oportunidades la oposición le ha hecho candidato suyo a gobernador aunque haya perdido. En Bolívar casi gana. Y Velásquez dijo que ganó, como dijo que le ganó a Caldera, pero termino callado.
Adriano González León, en su novela "País Portátil", habla de un país con su proceso histórico cambiante, el de los Barazarte, ascendientes del personaje principal y éste. Del país rural, campesino, de los caudillos provinciales y el del personaje que en la década del sesenta del siglo veinte asume la lucha armada contra el imperialismo y jefes políticos distintos aquellos, como el abuelo mismo de Andrés Barazarte. Pero ese país portátil es diferente en todo al partido portátil. Este es un invento de los tiempos de la vida urbana, del capitalismo que hemos visto crecer aupado por el rentismo y por eso muy enfermo. El partido portátil es una creación capitalista para hacer negocios de los "pequeños", aunque esto de pequeño es relativo pues puede haber de por medio millones de dólares. Pero sus creadores, aunque manejen cifras grandes, las blanqueen en cualquier parte del mundo, vivan de la mejor manera, nunca dejarán de ser pequeños.
Y así como hay partidos portátiles, porque caben en un maletín, a AD en sus inicios, le llamaron, según Betancourt, "el partido del Volkswagen", porque su militancia cabía en uno de esos pequeños automóviles. Pero no era un partido de maletín, sino una organización revolucionaria que nacía, "que después se volvió gringa y hasta al español jodió", para decirlo como Alí Primera, es otra cosa, la oposición de ahora en Venezuela es en buena medida portátil.
Y lo es. En Venezuela dejó de hacer política. Estoy hablando de esa gente de la MUD. Pues de buena fe, exceptuando una que otra persona, no creo que como oposición, MUD o de otra manera, estuviese metida en eso del magnicidio. Me parece algo como demasiado burdo y hasta cruel para atribuírselo a la oposición toda. Bien sabe uno que de los locos hay en todas partes. La vieja izquierda, aquella de la lucha armada, fue hasta "víctima", en muchas oportunidades de "los locos" que actuaban por su cuenta. Por supuesto, eso lo ha visto uno antes, esos personajes y sus actos, suelen atraer a mucha gente, como aquella que ve perdida las esperanzas y deja de creer en quienes antes creyeron.
Esa oposición ahora hace política en el exterior. A través de personajes como Almagro y presidentes de gobiernos comprometidos en exceso con el gobierno de EEUU, como el Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Perú. Países estos por cierto, donde las cosas no andan muy bien, como para ser referencias y tener autoridad para acusar al gobierno de Venezuela de lo que le acusan. Sus figuras, las de la oposición venezolana aparecen en cualquier escenario internacional, bien en las puertas de algún recinto como ahora en la ONU, protestando supuestamente a favor de los venezolanos. Y buen número de ellos están por allá por su libre decisión y lo más sano que uno cree, es que no aguantan vivir aquí sin estar pegados a la teta del Estado. En otros casos, quienes mejor están, son aquellos que aparecen de comparsa de algún funcionario, presidente o tipo como Almagro, pudiera ser un gringo, presentando alguna denuncia sin fundamento para los venezolanos.
Lo que no hacen es venirse para acá a hacer política e intentar ganarse el apoyo popular, para lo que bastante espacio hay, vistas las vicisitudes que padecemos y las dificultades evidentes del gobierno para agarrar el hilo. Están como empeñados en que sea otro y de afuera quien les resuelva el problema de llegar al poder. Como quien quiere ser padre pero que el hijo se lo haga otro.
Es pues la nuestra una oposición portátil, pero no en el sentido del "País portátil" de la novela de Adriano González y de Andrés Barazarte y sus ascendientes, sino más bien en el de esas "empresas constructoras" y partidos de carpetas y maletines. Pues si usted a estos, carpetas y maletines les registra, hace un inventario físico, no encuentra nada; ni herramientas ni militantes. Como estos de la oposición, que si les evalúa en materia de proyectos menos encuentra. Sólo que como los maletines van de aquí para allá, guindados de la mano de cualquiera; eso sí, dispuestos a abrirse para lo que sea y si hay "realidad" mejor.