¡Arrancó la locura!

Había tardado un poco, pero ya se inicio y crece atropelladamente. No nos engañamos quienes estábamos esperándola, independientemente de no desearla en absoluto. Se trata de la locura de la oposición; esa oposición que detesta al Presidente y está dispuesta a cualquier cosa por salir de él. Esa oposición que no entiende que en este país hay gente que piensa que Chávez debe continuar, que quiere al Presidente y le siguen teniendo una gran fe. Gente que es mayoría y cuya decisión se tiene que respetar, así no les guste. Una oposición acostumbrada en lo individual y en lo colectivo a imponer sus puntos de vista, a aplastar a quien haya que aplastar para lograr su voluntad.

Ya comenzamos a ver páginas enteras en Internet llamando a la guerra contra el pueblo chavecista, a quienes definen como los círculos del terror. Ya hace mucho tiempo que el Presidente dejó de hablar de los círculos bolivarianos, pero la oposición fascista y sus violentos seguidores siguen hablando de ellos, como si en realidad existieran y constituyeran un grave peligro para la democracia. ¿Cuál democracia? La de ellos, la de estos asesinos de Puente Llaguno, la de estos guarimberos antidemocráticos, la de quienes no tuvieron reparos en sabotear las instalaciones de PDVSA y ocasionar daños mil millonarios al país.

La “democracia” de quienes gritan que vengan los gringos a invadirnos y a tumbar a Chávez; la democracia de quienes con un decreto abolieron la Constitución de 1999, disolvieron los poderes legal y legítimamente constituidos, persiguieron a gobernadores, diputados, ministros y se disponían a efectuar una razzia como la que ejecutó Pinochet en Chile, después del derrocamiento y asesinato del presidente Allende. La “democracia” de unos lacayos del Pentágono, que siguen las instrucciones de cobardes como Marcel Granier o Diego Arria, siempre perfumaditos y empolvaditos dispuestos a que otros mueran por ellos y con sus recursos listos para irse del país si la cosa se pone fea, a reunirse con Peña, quien disfruta en el exterior del dinero público mal habido, sin ningún recuerdo ni saludo para Simonovis ni para Henry Vivas, a quienes dejó ensartados sin más ni más.

Ya aparecieron los famosos instructivos sobre cómo hacer bombas, como organizarse, como comunicarse, el uso del alias, la contraseña, las armas, los sabotajes, todo ello para “defenderse” de los círculos del terror, que todo el mundo sabe que no andan por ninguna parte y no amenazan a nadie. Quien tiene la victoria tan segura, que ya hasta las encuestadoras estadounidenses le dan el triunfo por un número de votos que duplica al de Rosales, no puede estar interesado en provocar disturbios, ni enfrentamientos de ningún tipo. Los interesados en este tipo de actos son precisamente quienes se saben perdidos desde hace mucho tiempo. Es una ridiculez, entonces, hablar de que hay que defenderse de las agresiones de los círculos violentos.

En Venezuela, los violentos son ellos. Fueron ellos quienes efectuaron el golpe de Estado de abril de 2002, quienes apresaron violentamente a Blanco La Cruz y a Tárek, entre varios otros; quienes masacraron al pueblo bolivariano en Puente Llaguno y cobardemente presentaron las noticias a la inversa, quienes cerraron por la fuerza urbanizaciones y autopistas, quienes tomaron plazas, quienes agredían a cuanto partidario del gobierno encontraran en restaurantes y tascas, situación que comienza a presentarse otra vez. Son ellos quienes no atienden a los enfermos partidarios del Presidente en clínicas y hospitales, quienes se ponen del lado de los mineros que destruyen nuestros bosques y fuentes de agua en Bolívar. Son ellos los violentos, quienes hoy incitan al uso de la violencia como forma de definir las elecciones.

El pueblo va a estar donde tiene que estar. Y estará pacíficamente votando y garantizando que todo el mundo vote. Pero ser pacífico no es ser pendejo. El pueblo estará alerta y saldrá a la calle si hay que salir, como ya salió en 12 de abril de 2002 a enfrentar valientemente a quienes traten de imponer su voluntad en forma violenta. Eso se los garantizo.


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Luis Fuenmayor Toro

Médico-Cirujano, Ph. D., Ex-rector y Profesor Titular de la UCV, Investigador en Neuroquímica, Neurofisiología, Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. Luchador político.

 lft3003@yahoo.com      @LFuenmayorToro

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