ES INSUFICIENTE CALIFICAR EL EVENTO DEL TRES de diciembre próximo, como una simple elección. Ese día será el encuentro, tal vez violento, pero siempre frontal y decisivo, de dos visiones del mundo. Será una de esas excepcionales batallas que deciden el destino de generaciones y continentes.
En las luchas de los humildes por su redención ocurren estos momentos definitorios, a veces se avanza en la emancipación de los Pueblos, a veces los humildes son derrotados en su empeño.
El éxito o fracaso depende de muchos factores. Puede suceder que el Pueblo pelee sin líder, sin organización, sin metas, sin ideas transformadoras, entonces, sus luchas están destinadas a ser meros fuegos artificiales, que indican fuerza, pero no pasan de ser fulgor precario. Tal fue el caso del 27 de febrero de 1989, cuando una descomunal energía popular pasó como una tolvanera por los escalones más primitivos de la lucha de clases: el individualismo.
Pero, puede suceder que el Pueblo de a luz un líder, que se organice alrededor de ideas transformadoras, que tenga conquistas que defender, metas sagradas por las que luchar, caminos que transitar, sueños que concretar. Entonces la batalla de los humildes se eleva a los escalones más excelsos de la existencia humana: la Revolución. En esos momentos el Pueblo lucha unido y es relámpago invencible.
En la Venezuela de hoy, vivimos uno de esos escasos momentos en los que confluyen ideas revolucionarias, Pueblos con alto grado de conciencia, y un líder que sintetiza el momento histórico. Esas son las inmejorables condiciones con las que vamos a diciembre.
La elección es una batalla donde derrotaremos las pretensiones internacionales y de lacayos nacionales de truncar el camino hacia la construcción de un mundo mejor, donde derrotaremos con los votos y con el alma combativa que heredamos de Bolívar, a los que pretendan abusar de nuestra credulidad. No es simplemente una elección, es una batalla que nos propone la historia en la que debemos demostrar nuestra convicción de avanzar hacia el futuro, sin las cadenas de un pasado que ya no tiene nada que ofrecernos.
Hagamos uso del privilegio de entrar en combate por la construcción de un mundo mejor. Ayer, la historia nos convocó para la independencia, hoy las circunstancias nos convocan para la defensa de Chávez, de la Revolución Bolivariana, de la esperanza de liberarse del capitalismo en cualquiera de sus versiones, y continuar en el camino hacia la construcción de un mundo donde el hombre no sea lobo del hombre, donde impere el amor.
En diciembre todos a participar. En las votaciones los barreremos, y si se ponen a inventar se toparán con el huracán implacable de la ira popular, y también los barreremos. Nadie, ni nada, contendrá la voluntad nacional de avanzar.
¡Rodilla en tierra con Chávez y el Socialismo!
¡Bolivariano, Socialista y Chavista!
¡La Revolución no se detiene, no hay pacto!
¡La Revolución es Socialismo!
¡Si se lanzan, la respuesta será implacable!
¡A cada conspiración, responderemos con medidas revolucionarias!