“Hay hombres que luchan siempre, esos son los imprescindibles…” Según Bertold Brecht. Y yo en mi pequeña inteligencia pregunto: Y los que luchan por complacer a la oligarquía, a la corrupción, a la inmoralidad, al imperio, a los medios golpistas, a los fascistas de una comunidad, a lo foráneo, a lo que no va con nuestra idiosincrasia, al hampa, al “cuanta hay paeso, al ponme donde haiga, al disparo primero y averiguo después, al entreguismo de la patria, ¿cómo se llaman esos? Hay hombres como Hugo Rafael Chávez Frías, que nacen para una gran obra y nada puede sacarlos de allí. Vamos más allá, la noche del 11 de abril de 2002 los periodistas de Globovisión Antonetti y Gladis Rodríguez, hacían burla a través de un micrófono, aludiendo al Ernesto Guevara de la Serna el Che, expresando que el “Che es un médico que no tiene nada especial, para que en Venezuela lo quieran tanto y que nosotros tenemos muchos médicos mejores”. Antonetti es un gran pobre hombrecito….pasará por la vida sin que se de cuenta” e igualmente Gladis, porque el Che no fue un médico cualquiera. La mejor medicina, es la lucha para combatir la pobreza, la esclavitud, la mendicidad, la humillación y el Ché la utilizó siempre.
En Yuro el frasco se rompió, pero regó su composición interior por todo el mundo. No es lo mismo graduarse de médico y montar una clínica, o trabajar en una parroquia, u hospital, que graduarse de médico e ir a morir a equis país, por los menesterosos, por los de abajo, por los que no tienen nada. Un médico que sana y cuida a la comunidad, debe admirarse. Empero debemos admitir que éste médico tiene un perímetro de trabajo. El Che no tuvo medida para recetar LIBERTAD, su consultorio era universal….El Che fue y es imprescindible, para sanar las heridas que los oligarcas suelen hacer a los pueblos. Sobre todo la de estos pueblos de Latinoamérica. En Venezuela cuando llegó Chávez, el pueblo se iluminó, sin que esto huela a fanatismo. Chávez no era aquel demagogo que durante años esperó en la fila su turno para llegar al poder, como solían ser los políticos de la IV-R. Se turnaban el gobierno, los puestos, la administración pública, alejados del soberano. Haciendo trampas a espaldas de quienes los llevaban a los cargos. Chávez no llegó de esa manera. Llegó de la mano del pueblo, después de una larga travesía de estudio, de caminar, de andar pueblos y aldeas, caseríos, barrios, urbanizaciones y prisión. Quien escribe lo recuerda un día en un ascensor del Centro Profesional del Este. Iba a Radio Rumbos y yo iba visitar a mi amigo Silvio Vargas, locutor del noticiero. Lo acompañaban dos personas. Vestía un liquilique azul claro y en su rostro llevaba una casi inocencia, del hombre que se enfrenta al desconocido en su forma material. El comandante exhalaba optimismo. Un muchacho con los ojos brillosos, en busca del camino…y lo consiguió.
Es un hombre imprescindible. En el caso de Rosales, no se le puede adjudicar tal epíteto, porque Rosales es una consecuencia de la IV-R entre la cual nació para hacer de la política, un ejercicio para ganar dinero. Y es que uno no se explica, porque el Rosales que llegó a la Alcaldía de Maracaibo de mano del Gocho Carlos Andrés Pérez, pelando bolas, hoy posee tantos bienes hasta en Europa y USA. ¿Puede alguien explicar eso? ¿Se puede confiar en alguien con esa naturaleza que intente llegar al sumo poder político de la nación? No seamos tontos. Solamente observar la burla que hace Rosales con la fulana tarjeta, es para conminarlo al desprecio. Una mente límpida no puede aceptar semejante burla, porque Rosales no solamente practica la mentira, la demagogia, sino que ve al pueblo como algo descerebrado. Rosales y su hueste de politiqueros, radiodifusores, editores, articulistas, golpistas en general, pertenecen a una camada de envidiosos, frustrados, hipócritas, viles egoístas, a los cuales, debido a sus escasas formaciones humanas, ven en Chávez un GIGANTE imposible de derribar vía elecciones y entonces acuden al imperio, al fascismo, al veneno mediático, tratando de hacerlo caer. Pero Chávez es sostenido por las bases de un pueblo, que en su mayoría, ha entendido la lección. No existe, por ahora, un misil, una bomba, un cohete, que pueda romper la coraza que el pueblo ha puesto en todos los polos de su cuerpo. Rosales no es, pues, quien pueda venir a saciar la alegría visual de un pueblo, porque para éste, Rosales es un plato de espaguetti escuálido, al que sin duda le hace falta eso que tiene el soberano en cantidad, que es salsa ROJA ROJITA.
Este domingo Rosales sabrá que no existe nada más estúpido para quien se dedique a la política, que intentar volver a remarcar las huellas en un camino en el cual la inmoralidad, la corrupción, el ladronismo, el entreguismo, el cipayismo, tenían el protagonismo. Rosales tendrá que valorar el amor que le profesa el pueblo a su líder Chávez y luego, después de eso, recomenzar con otra línea de acción, si es que quienes lo lanzaron a la aventura no le tiran la puerta en la cara…espaguetti, te hace falta salsa Roja Rojita
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