Uno de ellos es Marcel Granier, infeliz pacotillero, gigoló de la vendimia, chulo de lupanar, conquistador de ancianas decrépitas, quien siente pánico por la palabra comunismo, Teoría de la colectivización de los medios de producción y de la repartición de los bienes de consumo, según la necesidad del individuo. Es un sujeto desfasado, seguidor de la doctrina filosófica de ese monolito a la ignorancia llamado Manuel Rosales. Marcel Granier, aunque se haya hecho del dinero de la anciana decrépita esa, a la que levantó en la puerta de RCTV, es una ofensa a la masculinidad de los mismos ricos. ¿Quién puede dar una versión de sus atribuladas noches en un apartamento del edificio Roraima en Chacaito adonde acudía con varios sujetos dizque a hablar de política, mientras la anciana barragana dormía en su mansión del Country? Reiterativo, envidioso (envidia a Chávez) avaro, pornógrafo y enemigo de los niños, falsificador de la verdad, y GOLPISTA, Marcel Granier no tiene ninguna conjunción con el pueblo, al que ha ametrallado con su pornografía de medianoche y sus cursis y estúpidas telenovelas, a las que hoy, gracias a dios, las mujeres ya no ven. Es el primer necio. No le gusta el comunismo, quizá porque tal vez en su supina ignorancia, cree que de darse un gobierno de esa filosofía, a los chulos los meterá en la cárcel eternamente. El otrro es Rafael Poleo, mal padre, golillero, corrupto, pasquinero, golpista y… ¡ay vale! ¿Qué diría Gonzalo Barrios si viviera? ¿Qué dice Mantellini? ¿Qué pregonaría el Negro Encarnación, al cual no dejaba en paz noche y día, llamándole y ofreciéndole dinero? Rafael Poleo sufre de una vaina que se llama en una aldea de Banglusha, yossipasoculittiu, que deforma el final de la espalda, entre peña y peña periquito suena Se imagina que tiene gente que le escucha su malformación cerebral. Rafael Poleo es tan mal padre, que duró años sin hablarle a Patricia Polveo, porque según cuentan, ella sabía de su “rara” afición. De allí que la infeliz muchacha se haya dedicado a eso que tiene al “rey de la lumpia” Orlando Urdaneta con una pata en el hospital y otra en el cementerio, por allá por Gusanera, que es desconocer que “el polvo no se pone en las fosas nasales”. Rafael Polero llama al golpe. Pero estamos seguros que será el primero en salir corriendo cuando la vaina se le ponga apretadita. Es un pusilánime. Viene ahora el otro necio, Oswaldo Álvarez Parr (por Paz) Es un borrachín al cual llaman entre los suyos “Bombillo ‘e túnel” (se la pasa prendío) ¿Qué cosa puede aportar este hombrecito del Opus Dei en una época cuando los chamos desarman una computadora y la vuelven a armar? Está demodé. Es un personaje de Steven Spielber. Está en la caverna con el viejito Caldera, escuchándole la misma vaina…”Santoooo padreeeeee…” Oswaldo Álvarez Parr ya cumplió su oscuro ciclo. Nada tiene que buscar en un mundo que va a otras dimensiones. El NECIO Oswaldo Álvarez Parr debe pasar los últimos años de su precaria vida, sentado frente al lago de Maracaibo, bebiendo cerveza con hielo y ron, preguntándose… ¿Porque las arrugas se posan hasta en la mente, my god? Por último tenemos a TEOCHORO PEKÓN, periodista frustrado, escritor lamesuela, político camaleón, editor de volantes y ASESINO DE JUVENTUD. Teodoro es un caso único en la vida. No se le puede llamar hombre porque no lo es. Tiene figura, pero no posee moral, ni menos dignidad. Tampoco mujer, porque es más feo que una patada en las bolas, menos hermafrodita…ah, vaina, ¿no será eso? Bueno Teochoro llegó como una úlcera de un pueblito zuliano y aquí explayó su “talento” político. Fue de izquierda de día. De noche se iba casa de CALDERA a pulirle los zapatos con “cherrybloson” y a cuidar a “Pasmarote” Juan José que se la pasaba cogiendo mango en la oscuridad por el patio de su casa en Los Chorros. Es lo único que ha cogido siempre el infeliz. “Pasmarote” se comía la pepa de los mangos y botaba la pulpa, porque según decía “sabía muy piche”.Teochoro fue el gran sirviente de Caldera. Un día faltó la dama que cocinaba y la señora Alicia estaba preocupada porque tenía unos invitados. Teochoro se puso un delantal y le echó bolas. Cocinó su plato preferido “Pato a la naranja”. Este necio si tuviera dignidad , ya se hubiese entregado a los brazos de la “mortadela” para beneficio del ornato social de Venezuela.
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