"Sólo se inventa la ficción. La verdad existe"
Georges Braque
El tiempo es el gran maestro de la vida, donde aparecen y desaparecen personajes muy llamativos; paradójicamente los más difíciles de olvidar, son precisamente los que más daño hacen, y estoy seguro, Gauidó no puede ser la excepción. Este tiene todas las cualidades de un facineroso, pero con la particularidad, que se inventa sus propias historias, y para completar las historietas termina pensando en la aceptación de todo atrapado por las redes sociales, hasta hace poco su medio para divulgar sus falsos mensajes, pero, como eso, no es lo que cuenta, porque al final el payaso en el circo, en la mayoría de los casos sirve para entretener mientras se pasa al siguiente número del programa.
Los participantes en los ataques programados en Colombia a control remoto, desde Washington contra Venezuela, la mayoría han terminado en una verdadera estampida, y los que no se han ido, se asilaron en confortables embajadas de gobiernos alcahuetas para no decir la palabra que encaja perfectamente en estos casos. La última noticia relacionada con estos "famosos" fugitivos señala a Leopoldo López, sin levantar ningún revuelo ni escándalo, porque la protagonista principal del momento es la pandemia, pero el autoproclamado bobo para seguir en su función, ahora confiesa su verdadera función; la ficción, al dar a entender que es el autor intelectual de la fuga de su compinche Leopoldo.
Esta declaración del "WHITE DOG" ha despertado más atención que la misma huida del guarimbero, porque todo el mundo sabe, que se encuentra en la misma situación de Juan Hilario en la conocida leyenda del "SILBON", después de la soberana paliza en medio de la ficción creada por el autor de la obra: Damaso Delgado. El subconsciente del cerebro del autoproclamado, cada día da muestras de seguir en un atolondramiento progresivo, al retumbarle el sonido incesante de la pisada justiciera de la ley, y al no poder callar en medio de la soledad, que no lo deja vivir en paz, se espanta, como un verdadero Hilario, pero recurre al miedo disimulado al disfrazarlo con supuestas acciones heroicas, pero en el fondo significan: temor a que le pongan los ganchos.
Son varias la ocasiones en las que, el autoproclamado enseña su auténtica faceta: practicante de la ficción y de ahora en adelante no le que otra, ahondar en la función, porque ha demostrado capacidad suficiente: las dos últimas son de antología. En la sesión de la ONU, por supuesto no lo invitaron, por ser presidente ficticio, pero se la inventó queriendo hacerle creer al pueblo venezolano, que estaba presente en cuerpo y alma para terminar burlado y enredado en sus propias redes; ahora se declara, como artífice de la fuga de López, y no le creen ni arrodillado a la puerta de una iglesia. Todo esto me suena, al grito desesperado de Juan Hilario ¡No me dejen solo! ¡No me dejen solo!